Hoy Dios quiere hablarnos acerca de nuestro propósito en la vida, nuestro llamado o nuestra asignación, como quiera que le llamemos.
Algún día todas las personas vamos a morir, pero, paradójicamente, lo más importante a la hora de la muerte no es cómo murió sino cómo vivió. Por morbo o curiosidad la gente pregunta ¿cómo murió? ¿cómo fue? ¿cómo pasó? pero solo a los más allegados les importará como vivió, y si ese ser querido encontró su asignación y la hizo bien, y ahí encontrarán consuelo.