Que las gracias del Señor, llenen sus vidas. No hay que dudar del amor de Dios, aunque pasemos por momentos difíciles. Si miramos con atención, a pesar del sufrimiento, al mismo tiempo también tenemos cosas que agradecer. Dios ve nuestra intención de enfrentar los problemas y aunque no nos salga todo bien, en nuestra lucha por intentarlo, el Señor puede derramar sus gracias y mantenernos libres del pecado que seguramente es algo peor que los retos que tenemos que enfrentar.
Así vivieron los santos, llenos de problemas como nosotros, pero con un corazón limpio de maldad. Dejemos que sus testimonios de vida nos hablen, conociendo a los santos que se veneran en nuestra Iglesia hoy, 11 de enero:
San Higinio, Papa; San Leucio de Brindisi, Obispo; Santa Liberata, Virgen y mártir; Santa Honorata de Pavía, Virgen; San Paulino de Aquileya, Obispo; San Pedro "Apselamo" o Balsami, Mártir; San Salvio; Mártir; San Teodosio Cenobiarca, monje; San Tipasio de Tigava, Mártir; Santo Tomás Placidi de Cori, Presbítero; San Vital de Gaza, Monje; Beato Bernardo Scammacca, presbítero; Beato Francisco Rogaczewski, Presbítero y Mártir; Beato Guillermo Carter, Mártir.
Hoy conoceremos la vida de un papa, cuyo pontificado comenzó en enero y terminó en enero, durando sólo cuatro años y seis días, pero pudo establecer muchas importantes pautas para varios asuntos de la Iglesia. El se llama San Higinio.
Compartamos algunas curiosidades sobre San Higinio: El fue el primer papa en introducir el concepto de padrinos para los bautismos, para que los bautizados fueran guiados espiritualmente.
Pidamos a este pastor paciente y vigilante, que nos ayude a estar atentos y a descubrir aquellos falsos argumentos que puedan confundirnos y apartarnos de nuestra fe:
Pastor eterno, mira con benevolencia a tu rebaño y consérvalo con protección constante, por tu bienaventurado Mártir y Soberano Pontífice Higinio, a quien constituiste pastor de la Iglesia universal. Amén.
Tanto en ese tiempo como hoy, las personas que no saben justificar aquello en lo que creen y no tienen certeza de por qué la Iglesia enseña determinadas normas y conceptos, se enredan fácilmente con argumentos piadosos pero engañosos.
Detrás de una enseñanza de fe, deben encontrarse motivaciones para: vivir en fraternidad, comunión, respeto y perdón. Ningún argumento puede más que las razones del amor, que es nuestro principal mandamiento.
Si en la Iglesia o las familias hay divisiones y discusiones por asuntos de fe, Debemos observar con cuidado: Tal vez los verdaderos motivos que desunen, se deban a los intereses de las personas enfrentadas, no a lo que la fe propone.
En cambio, como San Higinio, SI anteponemos lo que Dios quiere: es decir que nos amemos y respetemos con equidad y lealtad, nuestras actitudes construirán comunión. Algo que nos ayuda a no tragar entero las ideas engañosas es ser atentos y reflexivos a la hora de escuchar una enseñanza, comparando lo que nos dicen con lo que nos enseña el Evangelio o los Mandamientos.
Si algo no coordina, miremos el asunto con más cuidado. ¿Qué no sabemos mucho de la Biblia? Puede ser, pero recordemos que cada año escuchamos en cada Eucaristía esa Palabra Divina y el Espíritu de Dios nos recuerda o nos enseña aquello que pueda ser necesario para que tomemos una buena decisión frente a algún tema.
No desperdiciemos tiempo en discusiones inútiles para ver quien tiene la razón. Más bien, saquémosle provecho a todo lo que aprendemos y permitamos que nuestra mejor defensa de la fe, sea tener un testimonio de vida, coherente y ordenado de acuerdo al amor que Dios nos invita a vivir.
Que San Higinio nos enseñe a estar atentos y fieles como buenos servidores del Señor, pidamos esa gracia:
San Higinio, Ruega por nosotros.