Un saludo fraterno en el Señor Jesucristo.
Que la paz de Jesús invada su corazones y nos le deje nunca.
Es una paz que permite que siempre se permanezca con la mente en el cielo, y con los pies en la tierra.
Nos faltan aún muchas cosas por hacer, ¿por qué no hacerlas con alegría y dinamismo?
De esta manera, los santos se proponían todos sus sueños y el Señor, les brindaba la luz y el apoyo para que los hicieran realidad.
Así que animémonos a caminar en la paz del Señor, inspirados por los santos que se veneran hoy, 2 de junio.
Algunos de ellos son:
San Marcelino y San Pedro, mártires; San Dictino, obispo; San Erasmo de Formia, obispo y mártir; San Eugenio I, Papa; San Guido de Acqui, Obispo; San Juan de Ortega, Presbítero;
San Nicéforo de Constantinopla, Obispo; San Nicolás de Trani, Peregrino; San Potino y compañeros Mártires; Santo Domingo Ninh, Mártir; y el Beato Sadoc y compañeros mártires.
En este día, conoceremos a un santo obispo que en el siglo XI, fue un gran líder moral y caritativo en medio de su diócesis, dejando un gran testimonio como Pastor y cristiano.
El es San Guido de Acqui.
Su pueblo lo definía así:
“Pater, pastor, patronus. Guido es el patrón, porque era pastor; fue pastor porque demostró ser padre”.
Oremos por el fortalecimiento de nuestra Iglesia por intercesión de este santo obispo:
Sostén, Señor a tu Iglesia, por los méritos y el ejemplo del obispo san Guido, que la opción por la pobreza, la caridad evangélica, el esfuerzo por la edificación de la Iglesia, sean el fin y el compromiso de la comunidad que lo venera como patrón y lo invoca como intercesor. Amén.
Para muchas personas, la riqueza es incompatible con la santidad.
Tenemos el concepto de que tras el dinero, la gente se corrompe.
Hay excepciones.
El santo de este día, tuvo siempre en sus manos, la posibilidad de contar libremente con grandes bienes económicos y sin embargo, siguió a Cristo.
Sus paisanos dicen que Guido fue como el joven rico que se presentó a Jesús:
Sólo que en ese encuentro con Jesús, este joven en vez de irse triste como el del Evangelio, usa todo lo que tiene, con alegría para el bien de la Iglesia y para salvar las almas.
Y la mejor parte: le dio su corazón, y todo su compromiso y determinación para servir a Jesucristo en su pueblo.
La riqueza quedó en último plano, sólo como una ayuda, como debe ser.
Guido pudo ser santo porque por medio de la oración y la búsqueda de vivir con integridad toda su vida, dejó siempre las riendas de todo su ser en las manos de Dios, viviendo la verdadera pobreza de espíritu.
Sigamos su ejemplo.
San Guido de Acqui,
Ruega por nosotros.