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Cantemos las maravillas que ha hecho el Señor por nosotros.

Unámonos al canto de alabanza de los santos, pues Dios con su poder y misericordia nos ha dado innumerables bienes.

El primero, saber que existe como Dios poderoso y creador, y que nos ha permitido vivir, movido por su gran amor.

Agradecidos de sabernos amados y bendecidos con la vida, conozcamos más vidas de santidad, por medio de las doradas páginas del catálogo divino, en el día de hoy, 4 de julio:

Ellos son:

Santa Isabel de Portugal, reina; San Andrés de Creta, Obispo; San Cesidio Giacomantonio, presbítero y mártir, San Florencio de Cahors, obispo; San Jocundiano, mártir; San Lauriano de Vatan, obispo y mártir,San Nanfanión, mártir; San Udalrico de Augsburgo, obispo;

San Valentín de Langres, presbítero y eremita; Santa Berta de Blangy, abadesa, Beata Catalina Jarrige, virgen Beato José Kowalski, presbítero y mártir, Beato Juan de Vespignano, laico y Beato Pedro Jorge Frassati, laico dominico

Conocida como la santa mediadora, conoceremos a una reina que viviendo santamente su vida cristiana buscó siempre ser un puente de diálogo que trajera la paz a su familia y nación.

Ella es: Santa Isabel de Portugal

Es patrona de los territorios en guerra. Pidámosle a santa Isabel, que interceda por todas las naciones que sufren estos dolorosos conflictos:

Oh Dios, que creas la paz y amas la caridad, tú que otorgaste a santa Isabel de Portugal la gracia de conciliar a los hombres enfrentados, muévenos, por su intercesión, a poner nuestros esfuerzos al servicio de la paz para que merezcamos llamarnos hijos de Dios. Amén.

En nuestro país, se habla mucho de la paz y de la reconciliación, pero hay que reconocer que los pasos que se dan para llegar a ellas, no han sido decididos y definitivos.

Hay algo que es fundamental: recordar que la libertad de uno termina donde empieza la libertad del otro.

La paz requiere una convivencia y un respeto en las diferencias, pero no se puede someter a todos a un pensamiento único con el fin de evitar conflictos.

Al contrario, Dios nos ha enseñado por medio del armonioso funcionamiento de la naturaleza, que los seres vivos conviven en una cadena de colaboración, donde cada participante se desarrolla, tiene sus espacios y su libertad, sin que uno pierda porque otro recibe.

El ser humano en cambio, depreda, atrapa para sí lo que no necesita, dañando el equilibrio natural.

Por lo tanto, si dejamos que Dios nos ilumine en el correcto uso de la libertad, la paz brotará espontánea y abundantemente.

Pongamos todo de nuestra parte para lograrlo

Santa Isabel de Portugal,

Ruega por nosotros