Nuestra Iglesia es tan grande, y en medio de su gran variedad de servicios y riquezas espirituales, nosotros podemos dar nuestro aporte.
Un gran aporte es nuestra oración.
Es participar de la respiración de la Iglesia, llenando del Espíritu Santo todas sus acciones.
Unámonos a esta valiosísima acción, como los santos que se llenaban de fuerza y valor, por medio de una oración profunda y constante.
Los santos nos invitan a orar; conozcamos a quienes recuerda la Iglesia hoy, 5 de julio:
San Antonio María Zaccaría, presbítero y fundador; San Atanasio Atonita, Abad; Santa Marta, laica; Beato Jorge Nichols y compañeros mártires; Beato Mateo Lambert y 3 compañeros mártires Laicos; San Agatón y Santa Trifina, mártires;
San Atanasio de Jerusalén, diácono y mártir; Santa Ciprila, mártir; San Domicio, el Médico, ermitaño; San Esteban de Nicea, obispo y mártir; San Numeriano, arzobispo, y Santo Tomás de Terreto, abad.
Hoy, conoceremos la historia de un santo que no sólo es venerado por nuestra Iglesia católica, sino también por nuestros hermanos ortodoxos, como un gran maestro de la vida espiritual.
Él es San Atanasio de Athos o el Athonita.
Oremos a este venerable arquitecto de templos y almas:
San Atanasio, te rogamos humildemente que intercedas ante el Todopoderoso para que cumplamos su Santa Voluntad con sencillez de corazón y humildad, venciendo las tentaciones del enemigo confiando totalmente en el poder divino que nos auxilia y siendo generosos en nuestro servicio, para que podamos adorar junto a Ti a Dios, Uno y Trino en el cielo por siempre. Amén.
De lo que hay en el corazón, habla la boca.
¿Qué hemos cultivado en el corazón?
¿Palabras que despiertan la tristeza o el enojo de los demás?
Si deseamos vivir entre la armonía y la paz, sembremos en nuestro corazón, las semillas del Evangelio, para que broten ideas y palabras productivas, sanadoras, motivadoras.
Sólo podremos lograrlo orando sincera y humildemente.
Tal vez no dedicaremos tantas horas al día como los monjes, pero si podemos ser conscientes al hacer nuestras cosas, de actuar honestamente para agradar a Dios y así cada momento será ungido por la oración.
Orar es atraer a Dios a nuestra vida.
Invitémoslo constantemente a quedarse junto a nosotros y disfrutemos de su amor leal y eterno.
San Atanasio de Athos,
Ruega por nosotros.