Bienvenidos a este paseo por la senda de la santidad.
Descubramos la sabiduría de Dios, explorando las páginas del Catálogo Divino, que viene cargado de luz y sorpresas para enseñarnos el bello arte de vivir santamente.
En este día 22 de junio, muchos santos nos dan su destello de alegría y caridad y nos invitan a elevar nuestros ojos a Dios:
Algunos de estos maravillosos santos fueron:
Santos Juan Fisher, obispo y Tomás Moro, padre de familia, mártires; San Albano de Verulamio, mártir; San Eusebio de Samosata, obispo;
San Flavio Clemente, mártir; San Nicetas de Remesiana, obispo; San Paulino de Nola, Obispo; Santa Consorcia, vírgen y Beato Inocencio V, papa.
Conozcamos a un obispo del siglo IV con alma de poeta, que valoró y enseñó la grandeza de la amistad espiritual.
Él es San Paulino de Nola.
Oremos al Señor que nos motive a ser tan caritativos y buenos amigos como este santo:
Señor, Dios nuestro, tú has querido enaltecer a tu obispo san Paulino de Nola por su celo pastoral y su amor a la pobreza; concede a cuantos celebramos hoy sus méritos imitar los ejemplos de su vida de caridad. Amén.
Algo que destacó en San Paulino fue su capacidad para cultivar con muchas personas, la amistad espiritual.
Un Abad, San Elredo, escribe que para él, la amistad espiritual es una amistad entre tres: los dos amigos y Cristo.
Cristo inspira la amistad, inspira el amor fraterno, en el cual, los amigos que buscan su ideal en su unión con Cristo, se ayudan mutuamente a alcanzar este horizonte, entrando en una comunión, de un solo corazón y una sola alma que lleva a este ascenso hasta Cristo.
No se queda en la afinidad que despierta el interés; la verdadera amistad tiene su excelencia en el amor cristiano que busca el verdadero bien del otro.
Siendo buenos amigos llegamos a ser amigos de Dios.
Es un gran camino para aprender a vivir la espiritualidad de comunión.
San Paulino de Nola,
Ruega por nosotros.
