Listen

Description

¡Bendito sea el Señor que nos ha dado la vida para conocerlo y amarlo!

Bendecidos nosotros, que hemos recibido el don de la fe y que deseamos cultivarlo y compartirlo con los demás.

Los santos vivieron muy conscientes de esta gran bendición y por ello compartir su fe se convertía en una necesidad, pensando en el bien de sus hermanos.

Recibamos este testimonio de los santos y pidamos su intercesión, especialmente a los santos que se veneran hoy, 21 de julio.

Algunos de ellos son:

San Daniel, profeta; San Lorenzo de Brindis, presbítero y doctor de la Iglesia; san Arbogasto de Estrasburgo, obispo; Santa Práxedes de Roma, Virgen y mártir;

San Alberico Crescitelli, presbítero y mártir; Beato Gabriel Pergaud, Canónigo Regular, mártir; San Juan, Eremita; San José Wang Yumel, Mártir; San Simeón 'Salos'; San Víctor, Mártir y Santa Julia, Virgen y mártir.

El episodio de hoy trata sobre la vida de un apasionado misionero que santamente experimentó su vocación hasta dar su vida en medio de las duras condiciones para los cristianos en China.

El es San Alberico Crescitelli.

Oremos a este buen pastor que cuidó sus ovejas con esmero y compasión:

Oh Dios, escucha las súplicas que te dirigimos por intercesión de Nuestro hermano, san Alberico, quien mantuvo su adhesión a Jesucristo de manera tan radical y plena derramando su sangre por Él, dándonos la gracia y la alegría de la conversión para asumir las exigencias de la fe.

Ayúdanos, por su intercesión, y la de María, Reina de los mártires, a promover la reconciliación y una viva comunión entre los miembros de tu Iglesia; enséñanos a comprometernos, en la nueva evangelización haciendo de nuestras vidas testimonios eficaces del amor a Ti y a los hermanos.

Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

San Alberico se apropió de la cultura china para comprender mejor la situación de sus hermanos y auxiliarlos más con su servicio y amor.

Ciertamente, pudo ser difícil dejar sus costumbres por adoptar unas nuevas, pero tenía una gran motivación: salvar almas.

Si nosotros sostuviéramos la motivación de cuidar la paz de nuestros corazones y no romper la comunión con nuestros hermanos, si comprendiéramos realmente lo importante de ello, seguramente ceder un poco para comprender a los demás y tratar de entender mejor las situaciones y los puntos de vista de los otros, sería un gran impulso y fuerza para convivir de una manera armoniosa y pacífica.

Siempre deseamos ser comprendidos, pero poco queremos comprender.

Ojalá que hacer el ejercicio de ponernos en los zapatos del otro, nos ayude a ser más humanos y solidarios.

Allí hay una excelente manera de echar fuera los prejuicios y el egoísmo y crecer en el amor de unos por otros.

San Alberico Crescitelli

Ruega por nosotros.