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Un saludo fraterno deseándoles alegría y plenitud en el Señor.

En este camino hacia el cielo, vamos hacia delante y a pesar de los tropiezos, la gracia de Dios nos levanta y nos impulsa a continuar.

De esta manera, vivieron los santos con muchas caídas, pero también con muchas oportunidades para restaurarse con el poder de Dios.

Por ello, pidamos la intercesión de los bienaventurados que la Iglesia recuerda hoy, 22 de julio.

Ellos son:

San Anastasio, monje; Santa María Magdalena, apóstol; San Cirilo de Alejandría, obispo; San Gualterio de Lodi, fundador; San Jerónimo de Pavía, obispo;

San Meneleo de Menat, abad; San Platón de Ancira, mártir; Santa Síntiques de Filipos, discípula; San Vandregisilo de Fontenelle, abad y el beato Agustín de Biella Fangi, presbítero.

Hoy conoceremos la vida del fundador de la Casa Hospital de la Misericordia, en Lodi, Italia.

El es San Gualterio de Lodi.

Gualterio recibió la ayuda del arzobispo de Milán, Enrico da Settala, su "familiar y carísimo amigo", que edificó la iglesia anexa al hospital de la Misericordia de Lodi.

Murió cuando cumplía alrededor de los 40 años, rodeado de fama de gran santidad, el 22 de julio de 1224 y su tumba fue enseguida lugar de culto popular.

La diócesis de Lodi celebra su memoria litúrgica. Su cuerpo fue robado en 1384, pero finalmente fue restituido a Lodi, donde goza de gran veneración.

Se le invoca para curar la gota, debido a que realizó curaciones de esta enfermedad.

Oremos por todos aquellos que dan su vida día tras día en la atención a los enfermos, para que vivan santamente este servicio:

Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, el padre de la misericordia y el Dios de todo consuelo. Nos consuela en toda nuestra aflicción y nos permite consolar a los que están en problemas, con el mismo consuelo que hemos recibido de él. Señor, oramos por todos aquellos que cuidan de los enfermos. Ellos reflejan tu compasión y tu ternura.

Te presentamos especialmente a todos los médicos, enfermeros, auxiliares, trabajadores sociales, y demás trabajadores de la salud que buscan curar los cuerpos, cuidar las almas y sanar los corazones de los enfermos que acuden a ellos.  Dales sabiduría y habilidad, paciencia y determinación, compasión y simpatía mientras realizan su servicio de atención y curación.

Te pedimos que los mantengas llenos de gracia y paz, llenes sus espíritus de fortaleza mientras atienden a los que sufren, y permite que sean para ellos una señal y una fuente de esperanza. Amén.

La caridad es organizada.

Hacer obras de misericordia no solo es llevar cosas al necesitado.

El Espíritu Santo nos invita a detenernos, observar y analizar qué es lo que realmente nuestros hermanos necesitan y contando con la colaboración de muchas otras personas se puede brindar una atención más completa y efectiva.

Además, observemos que la calidad de vida de una persona necesita del apoyo de muchas para poder lograrlo; recordemos que no somos islas.

Sentir el dolor del otro es importante para despertar la compasión, pero Jesús nos enseña que esas iniciativas necesitan orden y coordinación para que puedan tener mejores resultados.

Por ello la Iglesia nos invita a participar de las iniciativas de las Pastoral Social, y junto a ella, de la Pastoral de la Salud, que nos permite hacer entre muchos fieles, un importante aporte al mejoramiento de calidad de vida de muchos hermanos necesitados y enfermos.

Acudamos con nuestra buena voluntad a estas invitaciones a practicar la caridad de una manera conjunta.

Y si tenemos a un hermano necesitado cerca, llevemos el consuelo con que Dios nos ha consolado a nosotros, además de nuestra colaboración.

San Gualterio de Lodi,

Ruega por nosotros.