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Bendiciones para los que se esfuerzan por hacer el bien y compartir la riqueza de su ser con los demás, anhelando el reino de los cielos.

Sí, es una oportunidad más para llenarse de Dios, y ver todo con más luz y sabiduría.

Caminar junto a Dios, nos hace crecer en el dominio de sí mismo, escoger la autenticidad, descubrir nuestros valores más profundos.

Los santos caminaron con Dios y se llenaban de alegría cuando descubrían que superaban antiguas faltas y se sentían libres de apegos y conflictos.

Admirémonos, aprendiendo de ellos, conociendo a los santos que se veneran el día de hoy, 2 de agosto y su experiencia de vida.

Algunos de ellos son:

Nuestra Señora de los Ángeles; san Betario, de Carnuto, obispo; santa Centolla, mártir; san Esteban I, papa; San Eusebio de Vercelli, obispo; san Máximo de Padua; San Pedro de Osma, obispo;

san Rutilio, mártir; San Sereno de Marsella, obispo; beato Augusto Czartoryski, presbítero; beato Francisco Calvo Burillo, presbítero y mártir; beato Francisco Tomás Serer, presbítero y mártir; y la Beata Juana Aza, madre de santo Domingo de Guzmán.

El santo de hoy, fue un gran obispo que luchó por defender a la Iglesia de la herejía arriana en el siglo IV y que combinó la espiritualidad de la vida monacal con una vida fraterna con sus sacerdotes de manera que, despertó en ellos un fuerte compromiso hacia la santidad y la salvación de las almas.

El es San Eusebio de Vercelli.

La Iglesia lo considera mártir, no porque haya muerto martirizado, sino porque en sus tiempos de prisión tuvo que soportar sufrimientos horrorosos, y los supo sobrellevar con gran valentía.

El repetía:

"Puedo equivocarme en muchas cosas, pero jamás quiero dejar de pertenecer a la verdadera religión".

Oremos pidiendo al Señor nos de mucha conciencia y profundidad en nuestra fe:

Concédenos, Señor Dios nuestro, imitar la fortaleza de tu obispo san Eusebio de Vercelli al proclamar su fe en la divinidad de tu Hijo, y haz que, perseverando en esa misma fe de la que fue maestro, merezcamos un día participar de la vida divina de Cristo. Nuestro Señor. Amén.

Hay algo fundamental para poder permanecer firme en los valores: la oración.

San Eusebio nos lo demuestra: sólo quien permanece en contacto constante con Dios, llega a conocerlo con propiedad y por ello, su gran amor al Señor le da valor para defender lo que su Dios le ha enseñado a cumplir.

La oración es más que un rezo. Es encontrarse con quien nos ama de verdad y eternamente y frente a este amor fiel y sincero, nos podemos expresar con toda libertad y confianza y al mismo tiempo escuchamos con atención y verdadero interés lo que Dios nos quiere comunicar.

Para orar no necesitamos tantas palabras.

Lo que necesitamos es disposición y confianza;

El amor de Dios nos sostiene y nos ayuda a descubrir la verdad divina tras las situaciones y las circunstancias.

Aferremonos a la esperanza, permanezcamos en oración y dejemos que el Espíritu santo nos inspire que decir y cómo actuar.

San Eusebio de Vercelli,

Ruega por nosotros.