Bendiciones para todos en este día.
Es emocionante ver cómo a medida que vamos conociendo más la vida de los santos, también aprendemos a conocer a Dios.
Y es que cada vida santa es como un recuerdo del paso de Dios que transforma los corazones los sana y los llena de su sabiduría y energía.
Nos hemos dado cuenta que Dios no presiona a nadie; siempre invita y deja que libremente nosotros podamos optar por aquello en que encontramos nuestra felicidad.
Pero, sobre todo, Dios se da a conocer y quiere que permanezcamos en su amistad y compañía.
Qué bueno conocer más amigos celestiales que nos conduzcan a estrechas nuestra amistad con Dios, especialmente los venerados en este día, 26 de julio.
Algunos de ellos son:
Santa Ana y San Joaquín, padres de María Santísima; san Austindo, obispo; santa Bartolomea Capitanio, virgen y fundadora;
San Erasto, discípulo; San Jorge Preca, presbítero; San Simeón de Mantua, monje y ermitaño; Beato Andrés de Phû Yên, catequista y mártir;
Beata Camila Gentili, mártir; Beato Guillermo Webster, presbítero y mártir; Beato Hugo de Actis, monje; Beato Jorge Swallowell, mártir.
Hoy, conozcamos a un sacerdote que dedicó su vida a la formación de excelentes catequistas que pudieran expandir la sana doctrina de la Iglesia con un dinámico apostolado; fue tan activo que era llamado el “San Felipe Neri” de su patria, Malta.
El es San Jorge Preca.
Oremos con esta plegaria del padre Jorge Preca:
Dios Espíritu Santo, que procedes de Dios Padre y de Dios Hijo, ven y permanece en nosotros. Te necesitamos en todo. No podemos hacer nada bueno sin ti.
Ven y quédate en nosotros para iluminarnos contra los engaños del demonio, del mundo y de nosotros mismos; para darnos fuerza para la santidad, para la paciencia y para la abnegación en todo lo que nos agrada.
Ven y quédate en nosotros para consolarnos en cada dolor.
Es solo a través de tu ayuda que podemos vivir una vida santa, evitar el pecado y, finalmente, en la muerte, entrar en la vida eterna donde te alabaremos, junto al Padre y el Hijo. Amén.
Todas las buenas obras tienen contradictores.
A veces el apostolado no es difícil de realizar sólo por la apatía de quienes lo reciben, sino también por las dificultades que surgen entre los mismos evangelizadores.
Pero, estos tiempos son tiempos nuevos; son los tiempos del tercer milenio, donde hemos aprendido que la Espiritualidad de Comunión, que guía a la Iglesia, nos invita a la sinodalidad y la transversalidad.
Es decir, a caminar juntos, como una sola familia…
Y, a evangelizar entrecruzando las fuerzas de las diferentes pastorales para que con un trabajo mancomunado, se anuncie el Evangelio, con la belleza de la comunión.
Si usáramos las energías que desgastamos criticando lo que los otros hacen, en pensar cómo podemos lograr que su trabajo y el nuestro se puedan unir para dar más fruto, veríamos crecer con mucha más bendición, fuerza y alegría, nuestro apostolado.
San Jorge Preca,
Ruega por nosotros.