Cada día es una oportunidad de ser mejor que ayer.
Nuestros valores, nuestros sueños, nuestros proyectos son la riqueza que podemos administrar para aumentar el bien y la paz del mundo.
Pensar en hacer el bien es una tarea de todos, pero pensar en el bien de todos, ya es pensar santamente.
Por ello, vitriniemos en nuestro catálogo divino sobre más vidas de santos que nos ayuden a no temer convertirnos y santificarnos.
A sentirnos invitados a ir al cielo.
Para ello, conozcamos a los santos que se celebran hoy 26 de agosto:
San Alejandro de Bérgamo, mártir; San Anastasio Batanero, mártir; San Eleuterio de Auxerre, obispo; Santa Juana Isabel, virgen; San Maximiliano de Roma, mártir; San Melquisedec, Rey y sacerdote del Dios Altísimo;
Santa Teresa de Jesús Jornet e Ibars, virgen; San Víctor de Mauritania, mártir; Beato Ceferino Namuncurá, Laico; Beato Jacobo Retouret, presbítero y mártir; Beata Lorenza Harasymiv, virgen y mártir y beata María Baouardy, virgen.
Hoy la Iglesia recuerda a un joven argentino, proveniente de la tribu indígena de los mapuches, que llegó a ser seminarista y vivió su santidad en alegría al estilo de Don Bosco.
El es el beato Ceferino Namuncurá.
Oremos a este joven modelo de amor a Jesucristo y a su pueblo:
Oh, Jesús, que en la árida Patagonia hiciste brotar este lirio de pureza, Ceferino Namuncurá, y que alimentándolo con la Santa Eucaristía, encendiste en su corazón ardores de Santidad y de apostolado, dígnate glorificarlo y concédeme por su intercesión las gracias que necesito. Amén.
Con la pasión y el compromiso propios de su cultura indígena, Ceferino acogió la fe y el amor a Dios.
Se dio cuenta que al recibir a Dios la plenitud y la felicidad habían llegado a su vida y de la misma manera quería que todo su pueblo pudiera disfrutar de ese encuentro con Dios, por ello quiso ser sacerdote.
Nosotros, tenemos mil inconformidades, temores, dificultades en nuestra vida y aunque buscamos todo lo humanamente posible para resolverlo, no todo podemos controlarlo y se nos escapan los propósitos de nuestras manos.
Aceptemos que para poder tener una vida en orden y armonía necesitamos abrirle la puerta a Dios y que como a Ceferino, el Señor nos muestre lo que debemos acoger y transformar para vivir dignamente.
Dejemos de ser sobrevivientes y aprendamos a vivir bien de la mano de Jesús.
Beato Ceferino Namuncurá,
Ruega por nosotros.