Listen

Description

Bienvenidos. La alegría de los santos nos espera.

 

Hablar de santidad es hablar de una vida ideal para muchos.

 

Pero siendo sinceros, al hablar de la vida de los santos, nos encontramos con personas que muchas veces enfrentan situaciones muy duras, que pueden sobrellevar gracias a su fe.

 

Son situaciones que tal vez otros no resistirían, no las encontrarían para nada ideales, pero Dios da a cada uno su gracia para poderlas superar.

 

Conozcamos más historias asombrosas de santos, para seguir aprendiendo a llevar nuestra cruz con alegría y confianza en Dios.

 

Aquellos bienaventurados venerados hoy 4 de agosto son:

 

San Rubén estilita, ermitaño; San Aristarco, misionero; San Eleuterio de Tarsia, mártir; San Eufronio de Tours, obispo; Santa Ia, mártir; San Jacinto de Roma, mártir;

 

San Juan María Vianney, presbítero; San Onofre, eremita; San Rainero de Split, obispo y mártir; Beata Cecilia de Bolonia, virgen;

 

Beato Enrique Krzysztofik, presbítero y mártir; Beato Federico Janssoone, presbítero; Beato Gonzalo Gonzalo, religioso y mártir y Beato Guillermo Horne,mártir.

 

En este día, el Catálogo Divino nos trae la vida de un sacerdote franciscano que fue un gran promotor de la fe en Canadá.

 

El es el beato Federico Janssoone.

Era conocido como «el vendedor de Dios», ya que puso al servicio del Evangelio su gran intensidad de trabajo; pidámosle que nos llene de celo apostólico:

 

Oh Dios, Padre de Bondad, que inspiraste

al Beato Federico Janssoone una devoción

ardiente al Misterio Pascual y,

colmaste, además, a tu siervo de celo

apostólico y amor a los necesitados.

Concédenos, por su intercesión, que,

celebrando con fe los santos misterios

de la Muerte y Resurrección de tu Hijo,

vivamos en la vida lo que celebramos en la Liturgia.

Por Jesucristo, Señor nuestro. Amén.

 

Todas las obras apostólicas tienen como fin: despertar la fe y conservar el fervor religioso, para que mantengamos un estado de gracia y podamos llegar preparados a la presencia de Dios.

 

Más allá de construir templos o altas cifras de participantes, el buen fruto está en animar a personas que viven la misericordia y honran la misericordia de Dios con su buen comportamiento.

 

Sólo Dios sabe el bien que puede hacer un solo católico con fe sólida; pues de su fervor, salen sus obras.

 

Somos servidores: no dejemos de lado el proyecto de Dios por buscar comodidad y beneficio personal.

 

Beato Federico Janssoone,

 

Ruega por nosotros.