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Cada detalle es importante.

 

Cada pequeño momento construye la vida.

 

En este espacio del Catálogo divino, los invitamos a meditar en cómo, la santidad es la sucesión de momentos donde hacemos el bien libremente.

 

Por ello, todos podemos ser santos.

 

Así que, pidamos a nuestros amigos celestiales, recordados hoy, 17 de agosto, que nos ayuden a desear llenar nuestra vida de momentos del bien.

 

Estos santos venerados son:

 

San Eusebio, papa; Santa Clara de la Cruz, virgen; Santa Beatriz da silva, Virgen; San Elías el Joven, monje; San Hierón de Frisia, presbítero y mártir;

 

Santa Juana Delanoue, virgen; Beato Alberto de Siena, presbítero; Beato Natal Hilario Le Conte, mártir y Beato Nicolás Politi, eremita.

 

¿Una persona con un corazón avaro, puede cambiar a ser generosa hasta consagrarse para servir a los pobres? Pues nuestra heroína de este catálogo divino nos cuenta su historia.

 

Ella es Santa Juana Delanoue.  

Oremos pidiendo al Señor que libere a nuestro corazón de sus tendencias egoístas:

 

Glorioso Dios, Infinitamente Misericordioso, que has enseñado a tu Iglesia a guardar todos los mandamientos celestiales por amor a ti como Dios y amor al prójimo; concédenos que, practicando las obras de caridad a ejemplo de tu humilde sierva santa Juana, seamos dignos de ser contados entre los bienaventurados de tu Reino. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.

 

Estamos acostumbrados a escuchar historias de santos, apegados al placer y apegados al poder, que reciben el don de la conversión.

 

Pero hoy, aprendemos de alguien apegado al dinero.

 

Qué sabio escuchar este testimonio de Santa Juana en estos momentos donde el egoísmo y el materialismo, es la tendencia actual que lleva a nuestra humanidad a tomar decisiones malsanas.

 

Así le advertía el apóstol Pablo a Timoteo:

 

Debes saber que la raíz de todos los males es el amor al dinero.

 

Aunque el dinero nos calme los nervios, no tiene por qué oscurecer nuestra mirada y reducir todo a satisfacer las necesidades de manera inmediata.

 

La sencillez y la paciencia llenan nuestra vida de libertad y alegría.

 

Al igual que el servicio y la generosidad, nos permiten llenar la vida de los demás de esa misma libertad y alegría.

 

Soltemos el dinero y Dios llenará nuestras manos de amor y nuestro corazón de plenitud.

            

Santa Juana Delanoue,

 

Ruega por nosotros.