Bienvenidos a seguir explorando las páginas del Catálogo Divino.
Día a día, las historias de los santos nos demuestran la inmensa paciencia de Dios que nos permite caer y levantarnos para seguir creciendo y mejorando como personas.
De igual manera, los santos nos enseñan que para Dios, somos muy valiosos e importantes, y que Él se abaja, se hace pequeño, para poder compartir todas nuestras cosas y guiarnos por el camino de la vida.
Con la esperanza que algún día, nuestra vida también será un reflejo de esa feliz unión con Dios, conozcamos a los santos que se veneran en este día 4 de septiembre:
Algunos de ellos son:
Santa Rosalía de Palermo, Virgen; San Bonifacio I, Papa; San Caletriz de Chartres, Obispo; San Moisés, Profeta; San Fredaldo de Mende, Obispo;
Santa Ida de Herzfeld, Viuda; Santa Irmengarda, condesa; San Marcelo de Chalon-sur-Saône, Mártir; Beata Catalina Mattei, virgen;
Beato Francisco Sendra Ivars, presbítero y mártir; Beata Dina Bélanger, Virgen; Beato Berardo de Fenollet, Religioso y mártir; Beato Escipión Jerónimo Brigéat, Mártir; Beato Pascual Carda Saporta, Mártir.
Una joven pianista que pudo haber alcanzado una fama mundial por su habilidad artística, encontró en el Corazón de Jesús la mayor inspiración para hacer de su vida un cántico de alabanza para Dios, y nos dejó una gran enseñanza espiritual con sus escritos y experiencias.
Es la Beata Dina Bélanger
Padre bueno, tú pusiste en el corazón de la bienaventurada Dina, el deseo ardiente de ofrecerte las riquezas infinitas del Corazón de Jesús en la Eucaristía en favor de la humanidad y, como María, vivir íntimamente unida a Cristo su único amor.
Haz que también nosotros encontremos nuestra alegría en el cumplimiento fiel de tu querer. Y ya que le revelaste tu inmenso deseo de extender en el mundo la abundancia de tus gracias, escucha, para mayor gloria tuya, la súplica que confiamos a su intercesión. Amén
Nos cuenta la beata Dina:
“Un día recibí esta luz que me consoló mucho: el cielo es la posesión de Dios; Dios vive en mí, yo lo poseo, luego gozo del cielo en la tierra.
Cada vez que comulgamos, Dios permanece dentro de nosotros.
Es tan difícil aceptar esta realidad humanamente
…pero desde el bautismo somos templo de Dios.
Realmente gozamos del cielo en la tierra, si descubrimos que Dios está en nosotros y también en el corazón de nuestro hermano.
Pidamos al Señor que nos conceda esta conciencia y nos ayude a permanecer en relación con El
Beata Dina Bélanger,
Ruega por nosotros.