Les saludamos con el corazón cargado de buenos deseos para ustedes.
Cada vez que escuchamos sobre la vida de un santo nos sorprendemos de los diferentes desafíos que tuvieron que enfrentar, pero siempre respaldados por el poder y la gracia de Dios.
Igualmente, nosotros estamos llamados a ser valientes y a evitar el temor y la inseguridad ante los problemas. Los santos no se preocupaban tanto, se interesaban en hacer todo del agrado de Dios y sentían el impulso de su gracia.
Por ello, busquemos su intercesión para que nosotros también seamos valientes ante nuestros compromisos y retos.
Los santos que pueden pedir por nosotros, recordados en el día de hoy, 6 de octubre, son:
San Adalberón, obispo; San Artaldo, obispo; San Bruno, presbítero; Santa Fe de Agen, mártir; San Francisco Tran Van Trung, mártir; San Magno de Venecia, obispo;
Santa María Francisca de las Llagas de Nuestro Señor Jesucristo, virgen; San Ywio, diácono y monje; Beato Francisco Hunot, presbítero y mártir; Beato Isidoro de San José, religioso y Beata María Rosa Durocher, virgen.
Nuestro Catálogo divino tiene para nosotros, la historia de un santo obispo que en Austria defendió la unidad de la Iglesia a pesar de sufrir una dura persecución.
El es San Adalberón.
Oremos con esta plegaria de santa Faustina Kowalska pidiendo por la santidad de la Iglesia:
Oh Jesús mío, te ruego por toda la Iglesia: concédele el amor y la luz de tu Espíritu y da poder a las palabras de los sacerdotes para que los corazones endurecidos se ablanden y vuelvan a ti, Señor. Señor, danos sacerdotes santos; Tú mismo consérvalos en la santidad. Que el poder de tu misericordia, oh Señor, destruya y haga fracasar lo que pueda empañar la santidad de los sacerdotes, ya que tú lo puedes todo. Oh mi amadísimo Jesús, te ruego por el triunfo de la Iglesia, por la bendición para el Santo Padre y todo el clero. Amén.
La santidad de la Iglesia es constantemente atacada por los pecados de sus miembros, pero es importante reconocer las grandes tentaciones de división y “doctrinas llamativas y extrañas'' que van surgiendo por una mundanización en medio de los católicos.
La tendencia a querer acomodar la doctrina a los gustos y tendencias de la época, no es algo del pasado.
Es una realidad que nos está golpeando dolorosamente hoy en día.
Desconocer que lo que enseña la Iglesia es inspirado por el Espíritu Santo y no es sólo creación de hombres, ha hecho que se quieran imponer nuevas posturas y acciones contra la fe y la sana doctrina de la Iglesia.
Debemos unirnos en oración ante estos vientos de división y mundanidad en la Iglesia para que podamos tener el correcto discernimiento que nos ayude a mantenernos en la comunión y por ende en la Verdad.
San Adalberón,
Ruega por nosotros.