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Tenemos hoy la oportunidad de ser mejores que ayer.

 

¿La vamos a desperdiciar?

 

Todos tenemos siempre la posibilidad de cambiar.

 

Dios nos da la gracia: tomemos la oportunidad para soltar lo que no nos ayuda y construir aquello que nos motiva hacia el bien y la verdad.

 

Los santos tenían mil y una preocupaciones, y sin embargo, no perdían de vista, cómo iba su vida interior y en que podían mejorar.

 

Por ello, escuchaban consejos y se revisaban interiormente para tomar medidas en aquellas áreas de su vida que deseaban mejorar.

 

Sigamos aprendiendo de estos valientes pero muy humildes héroes de la fe, para llegar a ser santos, en nuestro catálogo divino.

 

Los santos que este listado celestial nos trae para este día 15 de septiembre, en que también traemos a la memoria, la advocación de nuestra Señora de los Dolores, son:

 

San Aicadro de Jumieges, abad; San Alpino de Lyon, obispo; San Apro de Toul, obispo; Santa Catalina Fieschi, viuda; San Nicetas Godo, mártir; San Nicomedes de Roma, mártir;

 

San Valeriano, mártir; Beato Antonio María Schwartz, presbítero; Beato Camilo Costanzo, presbítero y mártir, y Beato Pablo Manna, presbítero.

 

Hoy, sorprendámonos con un beato que por su salud no pudo seguir siendo un esforzado misionero pero que desarrolló otra manera de fortalecer las misiones a través de los medios de comunicación.

 

El es el Beato Pablo Manna

Dios, Padre nuestro, da a nuestros misioneros y misioneras, a través de nuestra oración, apoyo, fuerza y consuelo. Llama otra vez a muchos jóvenes de todas las naciones a seguirte en el servicio misionero. Padre clementisimo, en nuestro camino hacia Ti, quédate siempre con nosotros. Amén.

 

Nuestra fe se muere, si no la compartimos.

 

La dificultad en que nuestros niños y jóvenes no vivan la fe, está en el hecho que los primeros misioneros que deben llevarles este Gran Anuncio, son los propios padres: con sus palabras, con su ejemplo y con sus oraciones para que Dios conceda la fe a sus hijos.

 

Los que tienen la fortuna de tener unos abuelos o personas cercanas con piedad que nos enseñaran a amar a Dios, reciben este anuncio.

 

Pero... ¿los que no?

 

Como cristianos, no podemos callar nuestra fe;  hay que compartirla, primero en el hogar y luego con nuestros actos fuera de casa.

 

Todos somos misioneros, anunciando nuestra fe, ella florece y da frutos con abundancia.

 

Beato Pablo Manna,

 

Ruega por nosotros.