Listen

Description

Empezamos una nueva semana,… ¿Por qué no encomendarla a Dios, para que nos llene de fortaleza y energía?

 

Cada vez que pedimos ayuda a Dios, no es buscando que no nos suceda nada…

 

La verdad es mejor pedir fortaleza y salud, para que cada desafío que el día nos presente lo podamos enfrentar con la luz de Dios.

 

Este fue el secreto de los santos… iban seguros y animosos a vivir el día a día, porque ya no eran los santos los que actuaban sino Cristo quien actuaba en ellos.  

 

Por ello, sigamos deslumbrándonos con las historias que nos trae nuestro catálogo divino, para seguir creciendo espiritualmente con los ejemplos de los santos.

 

Algunos de los santos que se recuerdan en este día 25 de septiembre son:

 

San Aunacario de Auxerre, Obispo; San Cleofás, Discípulo del Señor; San Finbarro de Cork, Obispo; San Fermín de Amiens, Obispo Santos Pablo y Tata, Esposos, y sus hijos mártires; San Principio de Soissons, Obispo;

 

Santas Aurelia y Neomisia, Vírgenes; Beato Juan Codera Marqués, Coadjutor salesiano y mártir; Beatos Juan-Pedro Bengoa Aranguren, Pablo María Leoz y Portillo, y Jesús Hita, Mártires y el Beato Marcos Criado, Mártir.

 

En este día conoceremos la historia de dos valientes mujeres que a pesar de sufrir grandes tormentos en su vida, nunca desistieron de hacer el bien y mantenerse en su seguimiento a Jesucristo.

 

Ellas son las Santas Aurelia y Neomisia.

Oremos pidiendo la intercesión de estas santas para que no perdamos tiempo en vivir lejos de la santidad:

 

Danos, Padre de bondad, el valor de tener el tiempo y la valentía de buscar tu presencia en nuestras vidas. Por intercesión de las santas Aurelia y Neomísia, ayúdanos a caminar siempre en dirección al bien y a dejar de lado todo consuelo, que nos impida estar siempre a tu lado. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.

 

La valentía de Aurelia y Neomisia es sorprendente.

 

Es para nosotros un gran ejemplo de cómo el amor por Jesús, puede obrar maravillas en nosotros.

 

A pesar de los peligros y las persecuciones, la piedad y el amor de estas hermanas por Jesús, les impulsó a emprender ese arduo viaje.

 

Pensemos cómo nosotros, ante una trabajo exigente, una dificultad de salud o un cambio de debemos hacer en nuestra conducta, lo vemos tan difícil y nos llenamos de tanto miedo, que no hacemos nada, finalmente, para enfrentar esa situación.

 

Es hora de reconocer que si estamos verdaderamente aferrados a Jesús, tenemos una vida real de oración y fe, por medio de la cual hemos comprobado día a día, minuto a minuto. Cómo dios nos ama y nos acompaña.

 

Pero si somos católicos de a raticos, en medio de los problemas, se nos nota que no confiamos en Dios y nos llenamos de un profundo miedo que o nos paraliza o nos enceguece.

 

Recordemos que lo dice la Palabra de Dios, en la Primera carta del Apóstol San Juan:

 

En el amor no hay temor. El amor perfecto echa fuera el temor, pues hay temor donde hay castigo. Quien teme, no conoce el amor perfecto.

 

Tomemos el ejemplo de estas fieles hermanas que nos demuestran que una persona que se aferra a Jesús es porque sabe que Él no la va a defraudar y si Él está en el centro de su vida no tiene nada que temer.

 

Y expulsemos todo temor de nuestra vida, dejándonos amar por Dios y amándolo a Él sobre todas las cosas.

 

Santas Aurelia y Neomisia,

 

Ruega por nosotros.