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Un gran saludo para todos. En este inicio del mes de Octubre, mes en que oramos y apoyamos las misiones, los invitamos a elevar sus plegarias por la ardua labor que realizan los misioneros alrededor del mundo. No solo hay que aumentar nuestro conocimiento sobre Dios… ¡Estamos invitados a compartirlo!

 

Así que participemos en las misiones y no tengamos miedo de ir como misioneros a hablar de nuestra fe y nuestras convicciones. Recordemos que la fe que se comparte, se aumenta.

 

En nuestro Catálogo Divino de hoy, tenemos un tema muy interesante para compartir. Pero, primero conozcamos a los santos que recordamos en nuestra Iglesia, en este día 02 de octubre: Memoria de los santos Ángeles Custodios; San Beregiso, Abad; san Saturio, eremita; San Leodegario, Obispo; San Teófilo de Bulgaria, Monje; San Ursicino, Obispo; Beatos Luis y Lucía, esposos y sus hijos Andrés y Francisco Yakichi, Mártires; Beato Jorge Edmundo René, Mártir; Beato Antonio Chevrier, presbítero; Beato Juan Beyzym, presbítero; Beatos Francisco Carceller, e Isidoro Bover Oliver, presbíteros y mártires, Beatos Elías y Juan Bautista Carbonell Mollá, Hermanos de sangre, presbíteros y mártires; Beata María Guadalupe Ricart Olmos, religiosa y mártir y Beata María Antonina Kratochwil, Virgen y mártir.

 

Hablaremos hoy, de nuestros principales compañeros de camino en la vida, al que olvidamos un poco al dejar la niñez, pero que nunca dejan de velar por el bien de nuestro cuerpo y alma. Ellos son nuestros Santos Ángeles Custodios.

 

La palabra "ángel" proviene del griego antiguo y significa "mensajero", o "el que lleva un encargo".

 

San Agustín dice respecto a ellos: "El nombre de ángel indica su oficio, no su naturaleza. Si preguntas por su naturaleza, te diré que es un espíritu; si preguntas por lo que hace, te diré que es un ángel".

Según la Sagrada Escritura, en los momentos cruciales de la historia de la salvación, ellos han aparecido con el propósito de cumplir una misión especial dada por Dios.

 

De ellos da cuenta el Evangelio cuando, por ejemplo, Jesús dice: "Cuídense de despreciar a cualquiera de estos pequeños, porque les aseguro que sus Ángeles en el cielo están constantemente en presencia de mi Padre celestial" (Mt. 18,10).

 

Incluso los niños pequeños tienen ángeles de la guarda, y estos mismos ángeles no pierden la visión de Dios por el hecho de que tengan que cumplir una misión en la tierra.

 

Los santos ángeles nos protegen, nos defienden físicamente y nos fortalecen al combatir las fuerzas del mal. Luchan con todo su poder por nosotros y con nosotros. La Iglesia celebra esta fiesta desde el siglo XVII. Dicha celebración fue instituida por el Papa Clemente X. En el año 1608 el Sumo Pontífice extendió a toda la Iglesia universal la fiesta de los Ángeles Custodios y la instituyó el día 2 de octubre. 

Desde el año 1111 existe una oración muy famosa al Ángel de la Guarda. Oremos con ella:

Ángel del Señor, que por orden de su piadosa providencia eres mi guardián, custódiame en este día, ilumina mi entendimiento, dirige mis afectos, gobierna mis sentimientos, para que jamás ofenda a Dios Señor. Amén.

 

No caigamos en los errores de la Nueva Era que nos dice que podemos percibir olores, luces, colores, y voces de ellos, haciendo ritos extraños. Corremos el riesgo de invocar a los espíritus malos. Más bien, aprendamos de un santo, San Bernardo cuales son nuestros deberes hacia los ángeles de la guarda:

 

“¡Qué respeto, qué amor y qué confianza merecen los ángeles de nuestra parte! Respeto por su presencia, amor a causa de su benevolencia, confianza en su protección. Les debemos mucho afecto por su amabilidad y por los favores que recibimos de su caridad. Debemos tener también gran docilidad para poner en práctica los consejos que nos dan.”

 

Santos Ángeles Custodios,

Acompáñennos, protéjannos y rueguen por nosotros.