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En medio de la vida nos encontramos con muchos desafíos…

 

Y a veces, estamos tan ocupados que no nos preguntamos ¿qué sentido tiene todo lo que realizamos?

 

En este día, los invitamos a seguir conociendo historias de los santos que nos enseñan de qué manera encontraron el sentido de su vida cuando se encontraron con Jesucristo.

 

En nuestro catálogo divino hay muchas historias para compartir, así que conozcamos los nombres de los santos que hoy nos regalan su oración por nosotros y nos comparten su alegría de estar con Dios.

 

Los santos venerados, hoy, 3 de octubre son:

 

San Francisco de Borja, presbítero; San Cipriano de Toulon, obispo; San Dionisio Areopagita, Obispo y mártir; San Gerardo de Namur, abad; San Hesiquio, monje;

 

San Maximiano de Bagai, obispo; San Virila de Navarra, abad; santos mártires Ewaldo, el  Negro y  Ewaldo, el Blanco, ambos presbíteros;

 

Santa Cándida de Roma, mártir; Beato Adelgoto de Chur, obispo; Beato Ambrosio Francisco Ferro y compañeros mártires; Beato Crescencio García Pobo, presbítero y mártir y Beato Otón de Metten, abad.

 

En este día, dejaremos que un monje de Palestina del siglo IV nos hable de su vida.

 

El es san Hesiquio.

 

Oremos con gratitud por todos aquellos que nos han dado su sabiduría para encaminarnos hacia el bien:

Oh Espíritu Santo, bendice y protege a todos los maestros; a ellos les has confiado la misión de cuidar. Con el buen ejemplo y las sabias palabras siembran las semillas del bien, el entusiasmo por la vida y la esperanza de un mundo mejor. En los momentos difíciles, sostenlos con tu fuerza. Dales paciencia y perseverancia. Oh Espíritu divino, ilumina sus mentes y corazones para que sean un apoyo seguro y una luz verdadera guiándonos por los caminos de la vida ¡Amén!

 

En la vida espiritual, un maestro más que un instructor, es un testigo de Cristo, que con su vida misma, da un ejemplo de la acción de la gracia divina en una persona.

 

Por ello, el formando se nutre de esa experiencia para asumir el mismo, las riendas de su encuentro con Dios y así mismo de su vida espiritual.

 

Los maestros, más que dueños de métodos, son transmisores de esperanza, que a cada principiante en sus circunstancias, le ayuda a descubrir la luz del Evangelio para esa situación.

 

En ese caminar juntos, se va vislumbrando, la riqueza del Evangelio en una humanidad que transcurre en todo impulsada por la fe.

 

Oremos pidiendo que no falten en nuestra Iglesia, estos maestros.

 

San Hesiquio,

 

Ruega por nosotros.