Bienvenidos todos a un nuevo viaje a las residencias celestiales, para conocer a unos invitados muy especiales en este episodio del Catálogo Divino.
Las Hermanas Trovadoras de la Eucaristía les saludamos y desde la ciudad de Pamplona, los invitamos a disponerse para aprender de la vida de nuestros invitados de honor.
¡Así es! Es momento de aprender de la vida de los hombres y mujeres que, practicando la virtud, dando testimonio y viviendo en el amor día a día, alcanzaron la tan anhelada corona de la santidad.
Hoy recordamos a la Virgen Santísima en la Advocación de Nuestra Señora del Pilar, patrona de España y de la hispanidad
Y también conmemoramos a los siguientes intercesores celestiales:
San Félix IV, Papa; San Hedisto de Roma, mártir; San Maximiliano de Lorch, obispo; San Opilio de Piacenza, diácono; San Rotobaldo de Pavía, obispo; San Serafín de Nicola, religioso; Santa Domnina de Anazarbe, mártir;
Beato José González Huguet, presbítero y mártir; Beato Pacífico Salcedo Puchades, religioso y mártir; Beato Román Sitko, presbítero y mártir, Beato Tomás Bullaker, presbítero y mártir, San Serafín de Monte Granario, religioso y el Beato Eufrasio del Niño Jesús Barredo Fernández, presbítero religioso y mártir
Vamos a conocer la historia de un hombre que se consagró a Dios llegando a ser obispo, dando testimonio de su fe con sus acciones y su vida.
El bienaventurado de este día es San Maximiliano de Lorch
Por ello, pidamos al Señor través de esta oración, que nos conceda perseverar en la fe como este santo, ante toda adversidad:
Señor, concédeme la fortaleza para mantenerme firme y perseverante en mi oración, sabiendo que conoces el mejor camino y que en Tu justicia no hay lugar para las preguntas sin respuesta. Guíame a mantener la constancia de mi fe, Señor, para perseverar siempre en Ti. Amén.
Tenemos la fortuna de ser hijos de un Padre Misericordioso que nos ayuda, nos anima y nos ha dado la gracia de la salvación.
Es una gracia que ya está dada, pero que debemos tomar libremente.
Para comprender un poco todo esto de la salvación que ya está pero que en realidad todavía no, es como la experiencia que tenemos ante un buffet de comidas.
En el buffet se sirven diversas opciones, cuyas combinaciones pueden dar múltiples platos apetitosos y diversos.
Pero cada comensal puede probar sólo algunas combinaciones, según su libre elección.
Es decir, que el banquete está servido, pero cada quien elige qué parte desea comer.
Así es el menú de la salvación. ¡El banquete está servido! Porque Cristo venció a la muerte en la cruz y nos da la opción de tomar esa salvación si queremos.
Y si la queremos, la salvación tiene un menú compuesto por el ejercicio de las virtudes, por mantener el alma en gracia de Dios y por mantener el enfoque en dejar las otras cosas que no nos permitirán disfrutar de ella.
Así que, ¡es hora de tomar la decisión! Es el momento de dejar las cosas, las actitudes y los pecados que nos alejan de Dios, para acercarnos definitivamente a Él.
Así como lo hizo san Maximiliano, que desde su juventud se alejó de las vanidades y de las riquezas para vivir una vida como misionero de Cristo.
San Maximiliano de Lorch,
Ruega por nosotros