Empezamos un nuevo episodio con gran alegría y entusiasmo.
Porque si algo hace falta para enfrentar las pruebas que nos llegan día tras día, es precisamente la alegría y el entusiasmo.
No se trata de vivir siempre pelando los dientes, como dicen popularmente, se trata de tener la mente abierta, el corazón en paz y la fe bien puesta en Dios, para que, cuando lleguen las dificultades ¡todo se vea con esperanza!
Un corazón alegre y entusiasta, es aquel que tiene clara la meta de la felicidad y que vive en humildad.
porque la felicidad no la dan las cosas, ni las personas, ni los viajes, ni los bienes, ni el dinero ni las experiencias. La felicidad verdadera viene de saber que la verdadera vida es la eterna.
Así lo hicieron los santos, enfocaron su mirada en la vida eterna y lograron sortear las distracciones, para que nada ni nadie les robara la oportunidad de ver a Dios en cada acontecimiento.
Por eso, vamos a dar paso a los santos de este día 13 de octubre, para enriquecernos con sus testimonios.
San Eduardo III, rey; San Florencio de Tesalónica, mártir, San Geraldo de Cierges, laico; San Leobono de Salagnac, eremita, San Lubencio de Kobern, presbítero; San Rómulo de Génova, obispo; Santos Fausto, Jenaro y Marcial, mártires;
San Simberto de Augsburgo, obispo; san Comgano, abad; san Teófilo, obispo; san Venancio, abad; Santa Chelidonia de Abruzzo, virgen; Beata Alejandrina María da Costa, laica cooperadora salesiana y Beata Magdalena Panattieri, virgen.
De este magnífico ramillete de santidad, ya conocimos en las temporadas anteriores a San Eduardo el confesor y a la Beata Alejandrina María da Costa.
Hoy es el turno para una mujer que, desde su sencillez y humildad, se convirtió en un verdadero faro de luz para su pueblo y para la familia religiosa de los Dominicos.
Se trata de la Beata Magdalena Panattieri
Pidamos la intercesión de la Beata Magdalena, para que crezca en nuestro interior la pureza de intención, para que tengamos un corazón humilde y tengamos gran amor por su santa palabra:
Tú, Señor, que te complaces en habitar en los limpios y sinceros de corazón, por intercesión de la Beata Magdalena Panattieri, virgen, concédenos vivir de tal manera que merezcamos tenerte siempre entre nosotros. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
Es momento de reflexionar sobre nuestra forma de actuar.
Pensemos un poco en nuestras actitudes y tomemos un espacio de tiempo para preguntarnos ¿qué huellas estoy dejando sobre los demás?
Es bueno cuestionarnos e interpelarnos para tener conciencia de la forma en la cual tratamos a los demás.
La Beata Magdalena recibió una bofetada y su respuesta fue la que Jesús propuso en el Evangelio:
lo que hizo fue poner la otra mejilla, pero no con soberbia sino con humildad.
¿Nosotros, somos capaces de poner la otra mejilla?
¿o somos de los que nos pasamos cobrando una ofensa por horas, días, semanas, meses o hasta años?
Si nos resentimos o somos agresivos en el trato, es porque no estamos colocando la otra mejilla, es porque no estamos perdonando de corazón al prójimo que se equivocó.
Hagamos la tarea de colocar la otra mejilla y de perdonar las ofensas, así seremos más felices.
y que el testimonio de esta beata nos anime para ser luz en nuestro hogar.
Beata Magdalena Panattieri,
Ruega por nosotros.