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Bienvenidos a este viaje por la historia de la Iglesia.

 

Ya se nos terminó este mes misionero y hemos quedado con las baterías cargadas de oración por las misiones.

 

Nos queda una tarea pendiente: no sólo animar a los misioneros, sino también participar de las misiones.

 

Como seguidores de Cristo, no podemos quedarnos mirando a los demás cómo evangelizan:

 

Es momento de hacernos parte de este Gran Anuncio.

 

Las Obras Misionales Pontificias en múltiples maneras, cuentan con los cristianos de toda edad, patria y condición,

 

…e invitan a los católicos a sumarnos a esta fuerza que hace llegar a quienes no conocen al Señor, este mensaje de amor.

 

Nosotros, allí en casa, en el trabajo, en cualquier lugar también podemos misionar:

 

Escuchar atentos lo que la Iglesia nos enseña y hacer que se refleje ese aprendizaje en nuestras actitudes, ya es un fruto de la misión.

 

En este día, sigamos aprendiendo de los santos misioneros que dejaron huella en el mundo con su testimonio de Cristo

 

…y descubramos en nuestro Catálogo Divino, qué santos nos inspiran en este día a dejarnos contagiar del espíritu misionero.

 

Hoy, 31 de octubre, los santos que recuerda nuestra Iglesia son:

 

San Quintín, Mártir; San Epimáco de Pelusio, mártir; San Alonso Rodríguez, Religioso; San Wolfgang de Ratisbona, Obispo; Santa Lucila de Roma, Virgen y mártir;

 

San Foilán, Abad y misionero; Santa María de la Purísima de la Cruz Salvat y Romero, virgen; Beato Tomás de Florencia Bellaci, religioso;

 

Beato León Nowakowski, presbítero y Mártir; Beata Irene Stefani, Religiosa; Beato Domingo Collins, religioso y Mártir y Beato Cristóbal de Romagna, presbítero.

 

Conozcamos a una audaz religiosa que tocó los corazones de los africanos, siendo para ellos una madre de misericordia y los llevó a Cristo con suavidad y caridad incansable.

 

Ella es la Beata Irene Stefani.

 

Oremos al Señor que nos dé el amor compasivo que lanza sin temor a la misión:

 

Oh Dios, nuestro Padre, que en cada tiempo llamas a frágiles criaturas para que colaboren contigo en la construcción de tu Reino de amor, danos el ardiente celo de la Beata Irene Stefani para el anuncio del evangelio de salvación.

Recuerda, Señor, su incansable correr para llevar alivio en cada situación de sufrimiento. En tu compasión ven en ayuda de las personas que te encomendamos. Te lo pedimos por Jesucristo, por ella sumamente amado y fielmente servido en la misión. Amén.

 

Los misioneros nos enseñan un refrán africano que dice algo así como: “el nombre cuenta tu corazón”, es decir, tu comportamiento.

 

Los apodos que daban a sor Irene, reflejaban su actitud misericordiosa y atenta, cómo el pueblo encontró en ella, el reflejo del amor y la bondad de Dios.

 

Preguntémonos: ¿Cómo se refieren los demás, acerca de nosotros?

 

En “pocas palabras” los que nos rodean resumen nuestras actitudes más frecuentes.

 

¿Qué dicen? ¿Palabras odiosas? O por el contrario ¿Valiosas cualidades?

 

Reflexionar sobre cómo nos llaman los demás, no es para vivir del qué dirán, sino para ver el termómetro de qué huella le dejamos a los otros con nuestro comportamiento.

 

Importante, si somos creyentes, y mucho más si somos servidores de la Iglesia.

 

Así como el deportista deja su sudor y su sacrificio en la pista o la cancha, como cristianos debemos dejar en todo lo que hacemos, la huella del amor.

 

No hay otro lenguaje para ser misioneros y compartir el Kerigma, el mensaje del Evangelio.

 

Beata Irene Stefani,

 

Ruega por nosotros.