Paz y fortaleza para todos en el Señor Jesús.
En este día en que recordamos a nuestros seres queridos que ya han partido a la eternidad, el deseo de poder reunirnos con ellos de nuevo, inflama nuestra esperanza en la vida eterna.
Pensar que nuestra vida se queda en solamente disfrutar unos pocos años y luego la nada, es algo muy decepcionante.
No sería lógico que esta creación tan maravillosa y lo dignos y especiales que somos los seres humanos, nos vayamos a quedar destruidos como el empaque de un alimento que ya se consumió en la caneca.
Dios ha hecho en la creación una obra perdurable y hermosa, para la cual estamos convocados a vivir una felicidad eterna.
Esta fe, está garantizada por la palabra y la presencia entre nosotros del Señor Jesucristo.
No dudemos que tenemos un hogar con nuestro Padre Dios en el cielo.
Los santos no dudaron de ello y esto los motivó a buscar siempre los bienes de arriba, administrando correctamente los bienes de la tierra.
Así que en este día 2 de noviembre, en que se encomiendan especialmente a los fieles difuntos, recordemos también a los santos que creyeron en la Salvación que nos trajo Jesucristo por amor:
Algunos de estos santos son: San Acindino y compañeros mártires; San Ambrosio de Agauno, abad; San Carterio de Sebaste y compañeros mártires; San Ernino, anacoreta; San Jorge de Viennes, obispo; San Justo de Trieste, mártir; san Marciano, eremita; san Victorino, obispo; San Malaquías, obispo; Beato Juan Bodey, mártir; Beata Margarita de Lorena, viuda y religiosa y Beato Pío Campidelli, religioso.
Hoy, recordamos a un santo maestro de escuela que no dejó doblegar su voluntad y dignidad ante las amenazas y dio su testimonio de fe en medio de su comunidad, llegando hasta dar su vida por Cristo.
El es el Beato Juan Bodey.
Pidamos a Dios, que no permita que nos confundamos en que Él es realmente nuestro Señor y nuestra Esperanza, orando humildemente:
Dios, nuestro único refugio y fortaleza, te glorificamos porque eres recto y justo. Ante ti confesamos que muchas veces codiciamos modelos mundanos de liderazgo.
Aliéntanos para que nos vaciemos de nosotros mismos y nos sirvamos unos a otros siendo obedientes a tu voluntad. Te lo pedimos en nombre de Cristo, que contigo y el Espíritu Santo reina para siempre en la gloria. Amén.
En esta época es evidente que tenemos poca fuerza de voluntad y por cualquier dificultad podemos vender nuestros principios.
Nada más intentemos hablar sobre la castidad y el matrimonio en un ambiente distinto al de la parroquia y rápidamente nos van a probar el temple con respuestas duras y cerradas, además de algunas burlas.
¿Nos harían tambalear con su rechazo? Algunas veces, si. esta es la realidad de nuestro entorno.
En este día, no pensemos en esta negativa de los incrédulos, sino miremos la fragilidad en la fe de los que decimos creer.
Si en verdad creemos en el Señor y todas sus enseñanzas, nuestra coherencia debería ser total.
Pero hay que reconocer que tenemos luces y sombras en esto.
Es necesario, apoyarnos en la oración para que el Espíritu Santo nos edifique con sabiduría y fortaleza en nuestro diario vivir de la fe.
Es tiempo de convencernos nosotros mismos que tenemos la verdadera fe y actuar coherentemente con ella.
Al católico que debemos detener de dejar la Iglesia, no es al vecino: es a nosotros mismos, convirtiendo nuestro corazón a Dios, siendo estables y firmes como piedras vivas en esta edificación de nuestra Iglesia.
Descubramos a Jesús en nuestras vidas y sirvámoslo con amor.
Este Rey Humilde y Todopoderoso llenará nuestra vida de sentido y paz.
Es nuestro jornal de gloria. No lo dejemos escapar.
Los que nos vean, darán gloria a Nuestro Padre del cielo y habremos cumplido bien nuestra misión.
Beato Juan Bodey,
Ruega por nosotros.