Bendiciones en esta nueva semana para todos nuestros oyentes del Catálogo Divino.
Que la luz del Espíritu Santo ilumine cada uno de sus proyectos.
Todos los días nos resultan desafíos por enfrentar, pero si vamos confiando en la fuerza del Espíritu Santo ya vamos ganadores.
Tal vez por esa razón los santos eran como bichos raros, pues aunque estuvieran llenos de enfermedades, persecuciones, pobreza y problemas por resolver, siempre contaban con la ayuda de Dios para sobrellevar y vencer los retos que parecen inacabables.
La lucha no se termina, pero se puede ir ganando poco a poco.
Por ello, pidamos a los santos de este día, 6 de noviembre, que nos alcancen perseverancia para no cansarnos de hacer el bien y seguir adelante.
Los santos que hoy venera nuestra Iglesia son:
San Félix de Toniza, Mártir; San Pablo de Constantinopla, obispo y mártir; San Melanio, Obispo; San Iltuto, Abad; San Leonardo, Ermitaño; Santos Calínico y compañeros mártires;
San Severo de Barcelona, Obispo y mártir; San Protasio de Lausana, Obispo; San Winoco, Abad; San Esteban de Apt, Obispo; San Teobaldo de Dorat, presbítero y Beata Cristina de Stommeln, virgen y Mística
Aunque a este santo de joven querían entrenarlo para ser un gran guerrero, deseó ser ermitaño y pidiendo un parto feliz para un pequeño príncipe que venía en camino, se convirtió en adelante en protector de las madres y las embarazadas, aunque su mayor milagro fue su testimonio de santidad en medio de su pueblo.
El es San Leonardo de Nublac.
Oremos pidiendo la gran intercesión de este santo especialmente para que nos pongamos límites a nuestra caridad y devoción en nuestra vida:
Tú Señor, que nos has dado un ejemplo de perfección evangélica en la vida ejemplar de san Leonardo de Noblac, concédenos, en medio de los acontecimientos de este mundo, que sepamos adherirnos, con todo nuestro corazón, a los bienes de tu reino eternos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Aunque san Leonardo era profundamente devoto, su actividad espiritual lo llevaba a ser continuamente muy caritativo y a ser cercano y compasivo, llevando ayuda material y espiritual a quienes acudían a él.
Por ello, los monjes de épocas posteriores lo promovían como ejemplo de vida cristiana, por su actitud que reflejaba muy bien el lema espiritual de San Benito:
Ora et labora.
Ellos lo describían como:
Tener la mente llena de Dios,
y las manos trabajadoras e inteligentes en servicio de los demás.
Cuando aplicamos las cosas buenas que nos enseñan para ser mejores personas, no hay mejor manera de reflejar que realizando nuestras acciones con bondad, alegría y solidaridad hacia los demás.
Dejar de pensar tanto en el propio beneficio, a veces un tanto egoísta, para poner nuestros pensamientos en Dios, nos ayuda a construir la mejor versión de sí mismo sin darse cuenta.
Este equilibrio nos hace muy humanos, muy aterrizados en la realidad y capaces de seguir mejorando como personas sin perder de vista el bien común.
Especialmente si lo hacemos de manera servicial y desinteresada..
No dejemos de seguir este consejo:
Ora y trabaja.
San Leonardo de Nublac,
Ruega por nosotros.