Cada día es una nueva oportunidad de crecer como personas y luchar por nuestros sueños.
Así que busquemos al mejor socio de nuestra felicidad: Dios, el Padre que nos ha dado la vida para poder construirla.
Tenemos una única oportunidad de vivir: no perdamos el tiempo buscando lo inalcanzable.
Dejemos que el Señor nos ayude a construir lo posible.
Los santos descubrieron su tesoro en Jesús y a partir de su excelente relación con él, cimentaron sus vidas en los valores que sí importan y que los llenaba de plenitud.
Por ello, este Catálogo Divino es una invitación para que aprovechemos nuestra vida, haciéndola digna y especial, como lo hicieron los santos.
Cada día hay que descubrir el sentido de nuestra vida, orando y escuchando la Palabra de Dios, podemos hacerlo como lo lograron los santos que recuerda nuestra Iglesia, en este día, 13 de noviembre.
Algunos de estos valientes santos son:
Santos Mártires Antonino, Nicéforo, Zebinas y Germán, y Manate, virgen; San Mitrio, laico; San Bricio de Tours, Obispo; Santos Mártires Arcadio, Pascasio, Probo y Eutiquiano; San Leoniano, Abad; San Quinciano, Obispo; Santos Florencio, Obispo y Amancio, presbítero; San Dalmacio, Obispo; San Himerio, Ermitaño; San Eugenio de Toledo, Obispo; Santa Maxelendis, Virgen y mártir; San Nicolás I, Papa; San Abbón, abad; San Homobono Tucenghi, Laico; Santa Agustina Livia Pietrantoni, virgen; Beato Varmundo de Ivrea, Obispo; Beato Juan Gonga Martínez, joven laico y mártir;
Este santo del siglo XII, es patrono de los sastres y en Puebla, México lo han representado con la mejor elegancia de un caballero de nuestros días. Descubramos porque este laborioso sastre es un ejemplo de santidad.
El es San Homobono Tucenghi.
Dijo el papa Juan Pablo II que era un santo laico elegido por los mismos laicos.
Pidamos a este comerciante celestial que infunda en todos los laicos, la alegría de irradiar a Cristo con una vida sencilla, honesta y solidaria:
Oh glorioso San Homobono, padre de los pobres, ejemplo de fe, oración y honestidad en los negocios; por esa caridad que te hizo amar a Dios sobre todas las cosas, y por ese amor generoso al prójimo que te llevó a ayudar a los pobres y a convertir a los pecadores, intercede por nosotros ante Dios para que, imitadores de tus virtudes y tu generosidad en la distribución de los frutos de nuestro trabajo para los necesitados, podamos merecer estar en el futuro contigo y con todos los santos, para alabar al Señor, en la gloria de la patria celestial. Amén
San Homobono es un santo muy particular.
No hay nada extraordinario en su vida, pues enfrentó los mismos problemas que cualquiera de nosotros.
Lo más notable fue la manera noble y honesta con la cual dirigió su propia vida.
No sólo pensó en su familia sino en las mesas vacías de alimento de sus paisanos y por ello fue pronto para compartir.
Aunque no buscaba reconocimiento por ello, quiso reflejar en su vida el ideal cristiano aunque a veces faltaran algunas cosas para alcanzarlo.
Se animaba en el simple hecho de vivir a conciencia y sabiendo que su servicio era un gran bien para los demás.
Nosotros podemos hacer lo mismo.
En lo más humano, en lo más terrenal, está el Espíritu Santo animándonos a hacer las cosas bien y sobre todo a actuar con un corazón noble y correcto.
La gracia de los sacramentos, la meditación de la palabra de Dios, la oración no hacen más que fortalecernos para que al tomar decisiones sean siempre en busca del bien y la gloria de Dios.
Vivir en el mundo no pelea con ser espiritual.
Sin los laicos, la labor de sus pastores no tiene el efecto esperado.
Por ello, los laicos pueden y deben vivir a plenitud su participación en la Iglesia y en la sociedad.
Pero todo empieza desde lo más pequeño, desde el calor del hogar.
La sencillez de una vida honesta es la más bella alabanza a Dios.
San Homobono Tucenghi,
Ruega por nosotros.