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Enviamos un gran saludo a todos los que llevan a su casa, a su trabajo, a su lugar de estudios, a su quehacer, la fe en el Señor Jesús y que desean hacer el bien en todos sus asuntos.

 

Son ustedes, los valientes que han querido ser católicos a pesar de que muchos han dejado de valorar la fe e invocar a Dios, les parece algo opcional.

 

Sin embargo, todos los que hemos vivido la experiencia de ser amados por Dios, por encima de nuestras limitaciones o errores, sabemos que nuestra vida no sería la misma, si Dios no estuviera con nosotros.

 

Así vivían los santos: aferrados al amor de Dios, pero desprendidos de todo aquello que pudiera traer tristeza a sus almas.

 

Conozcamos más de estos santos, en nuestro Catálogo Divino, especialmente los que se veneran hoy, 29 de noviembre:

 

Algunos de ellos son:

 

San Saturnino de Tolosa, obispo y mártir; San Filomeno, mártir; Santa Iluminada, virgen; San Jacobo, obispo; San Radbodo, obispo; san Francisco Antonio Fasani, presbítero religioso; Beato Eduardo Burden, presbítero y mártir;

 

Beatos Jorge Errington, Guillermo Gigson y Guillermo Knight, presbíteros y mártires; Beatos Dionisio de la Natividad y Redento de la Cruz, mártires; Beato Alfredo Simón Colomina, presbítero y mártir.

 

Escuchemos sobre la vida de un gran predicador franciscano que además fue un gran benefactor de los necesitados, en el siglo XVIII.

 

El es San Francisco Antonio Fasani.

Que la intercesión de este gran padre espiritual, nos ayude a crecer en la fe:

 

Oh Dios de bondad, que en san Francisco Antonio Fasani nos has dado un modelo de perfección evangélica y un ferviente apóstol de tu palabra, concédenos, por sus méritos y su intercesión, permanecer siempre firmes en la fe y solícitos en la caridad, para obtener así la recompensa eterna. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.

 

En el siglo XVIII, se conoció esta época como el “Siglo de las luces” que ponía de relieve, la razón como la fuente de los bienes del ser humano, que excluía por completo el panorama de la fe.

 

Por esta razón, los intelectuales de la época se sentían confrontados por la predicación de Francisco Antonio sobre la humildad ante la gracia de Dios, en contraste con la postura mundana de lograr todo sólo con la razón humana.

 

En nuestra vida hay dos cosas que debemos ejercer para poder ser personas conscientes y plenas: la libertad y la responsabilidad.

 

En el camino de nuestra vida, Dios, con sus mandamientos y sus dones, quiere educarnos para que podamos ejercer para nuestro bien, estas dos acciones.

 

Pero debemos tener cuidado en pensar que lo lograremos todo con nuestras fuerzas personales:

 

La verdad es que necesitamos de la gracia de Dios para que nuestros esfuerzos tengan algún provecho.

 

Si no, miremos cuántas iniciativas que parecen buenas para alguien, resultan dañinas para otros.

 

Por ello, necesitamos hacer equipo con Dios en la construcción de nuestra vida.

 

Y recordemos que nuestra dignidad proviene de Dios: no podemos vivir como si Él no existiera.

 

No caigamos en la trampa de creer que el ser humano lo controla todo.

 

Seamos honestos y reconozcamos que la humildad de dejarse ayudar por Dios es la llave de nuestra felicidad.

 

San Francisco Antonio Fasani,

 

Ruega por nosotros.