Un abrazo fraterno para todos los que siguen este recorrido por la vitrina de la santidad, que es nuestro Catálogo Divino.
La gran galería de los santos nos va mostrando cómo la forma de llegar a la santidad es única para cada persona.
Sin embargo, podemos disponer nuestro espíritu para ello, cada vez que caemos más en cuenta, que imitar los sentimientos y las acciones de Cristo nos capacita para vivir santamente.
Otro regalo muy necesario que no podemos olvidar es la gracia de Dios: porque éste es el medio para mantenernos en ese vínculo total con Él.
La gracia es nuestra ayuda para poder realizar nuestras actividades y cultivar nuestra vida interior según la voluntad de Dios.
Es nuestra ayuda para que logremos aquello que nos parecía imposible de superar.
Pasemos a descubrir a los santos que nos llenan de motivación y esperanza en este día.
Hoy, 13 de diciembre la Iglesia nos propone como modelos de santidad a los siguientes bienaventurados.
Santa Lucía de Siracusa, virgen y mártir; San Aristón, mártir; Santos Eustrato, Auxencio, Eugenio, Mardario y Orestes, mártires; San Judoco, presbítero y eremita; San Auberto, obispo;
Santa Otilia, virgen; Beato Juan (Francisco) Marinoni, presbítero religioso; Beato Antonio Grassi, presbítero religioso; santos Pedro Cho Hwa-so, padre de familia, y cinco compañeros mártires.
En este día, aprendamos sobre la vida de la santa patrona de los oculistas u optómetras.
No es Santa Lucía, pues ya hablamos de ella en la primera temporada.
Es otra santa cuyo nombre significa “Luz de Dios”
Ella es Santa Otilia.
Elevemos esta plegaria popular a esta santa pidiendo la luz del conocimiento de Dios:
¡Oh santa Otilia!
Pídele a Dios que abra los ojos de nuestra alma
para ver la eternidad que nos espera,
y que con nuestras oraciones,
limosnas y santas misas
consigamos como tú,
el descanso para nuestros amados difuntos. Amén.
En este 13 de diciembre, dos grandes santas interceden para que los ojos enfermos recobren la salud.
Santa Lucía y Santa Otilia tienen este gran mérito, y nos invitan a comprender que la principal visión que debemos tener es la de reconocer y servir a Dios como la base para tener una vida feliz.
El filósofo Henri Bergson decía que:
“El ojo ve sólo lo que la mente está preparada para comprender”
Desde este punto de vista, podemos comprender porque nuestro cambio de actitud ante la vida, nuestra conversión espiritual, no comienza en lo externo, sino en recibir la luz del Espíritu Santo para poder comprender realmente qué es bueno.
Sólo comprendiendo esta realidad, dejaremos que Dios guíe nuestro camino.
Estamos en este tiempo de reflexión preparándonos para la llegada de Jesús.
Pidamos a Dios que nos ayude a comprender, de qué manera el pecado nos afecta y el bien nos fortalece, para que demos pasos seguros a nuestro cambio de vida.
Porque dice la Palabra Divina:
“Tu luz nos hace ver la luz”
Santa Otilia,
Ruega por nosotros.