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Qué bueno encontrarnos nuevamente para compartir más historias de santidad.

Así es, estamos disfrutando un nuevo episodio del Catálogo Divino.

Estamos siempre a la expectativa de lo que pueda surgir en nuestro camino, y por ello empezamos cada día con una pequeña oración para encomendarnos a Dios.

Y esas gracias llegarán en el momento indicado.

Dios es nuestro Padre y de muchas maneras quiere cuidarnos y apoyarnos en cada paso.

Esas breves oraciones nos abren su corazón.

Así también lo hicieron los santos que emprenden todo con la confianza de contar siempre con el amor inagotable de Dios.

Pidamos a los santos que nos ayuden a basarnos también en esa confianza.

Especialmente, pidamos la ayuda de los santos que son recordados hoy, 24 de febrero:

Algunos ellos son:

San Sergio de Capadocia, mártir; San Etelberto, rey; San Evecio, mártir; San Pedro Palatino, mártir; Beato Contancio de Fabriano Servioli, presbítero;

Beata Josefa Naval Girbés, virgen; Beato Marcos de Marconi, religioso y Beato Tomás María Fusco, presbítero.

Hoy, aprenderemos de un santo monje que llegó a demostrar su fidelidad a Dios, con su martirio a principios del siglo IV.

El es San Sergio de Capadocia.

Oremos a este valeroso santo para que Dios siempre nos conceda la fuerza para mantenernos firmes en la fe:

Oh glorioso San Sergio de Cesarea, que, para dar testimonio de tu fe en Cristo, te has enfrentado a la tortura de la fractura de brazos, piernas y mandíbulas, intercede por nosotros, porque en el nombre del Señor, podamos superar las adversidades de la vida y seguir el camino de la santidad. Amén.

El mundo nos quiere siempre encasillar en sus antivalores.

Quiere hacer ver nuestra fe como una tendencia, un tranquilizante de la conciencia, una manipulación de la credulidad.

y alguien que no tenga un verdadero conocimiento de Dios, puede salir enredado en esas insinuaciones.

El que conoce a Dios sabe que es realmente un Dios que nos ama infinitamente, nos comprende y perdona incansablemente y todo lo que ha creado, no tiene otro objetivo que darnos una calidad de vida a nosotros como culmen de su creación, como hijos amados suyos.

Pero, el mundo aprieta y nuestra falta de oración y de frecuencia en los sacramentos nos hace temblar ante sus provocaciones.

Nos hace falta como a San Sergio, desprendernos de lo mundano y darle un buen tiempo a nuestra relación con Dios.

En su presencia encontramos todas las respuestas que necesitamos

y mejor aún, en su Presencia recibimos su amor, que nos permite ser sanados y fortalecidos.

No puedo ser cristiano pensando mundanamente.

Sólo puedo ser cristiano pensando y actuando como Cristo.

San Sergio de Capadocia,

Ruega por nosotros.