San Patricio
Obispo
Cada santo tiene su estilo.
Hay héroes de la caridad, hay campeones de la oración, hay infatigables evangelizadores, hay valientes mártires, hay decididos cristianos hasta el final.
Y en nuestro catálogo divino, encontramos una gran variedad de historias que nos permiten conocer la santidad en múltiples facetas y maneras de ser.
Hoy, pasemos las páginas de nuestro catálogo divino, para conocer quiénes son recordados por la Iglesia hoy 17 de marzo:
Claro, ellos son: San José de Arimatea, Discípulo del Señor; San Patricio de Irlanda, obispo; San Agrícola, obispo; San Juan Sarkander, presbítero y mártir; San Pablo de Chipre, Monje y Mártir; Santa Gertrudis de Nivelles, abadesa; Beato Conrado de Modugno, eremita y Beato Juan Nepomuceno Zegri y Moreno, presbítero.
Hoy conoceremos la vida de un santo que fue creativo y sencillo para evangelizar y armado de la protección de Dios logró evangelizar una nación dominada por las supersticiones y la idolatría.
El es San Patricio de Irlanda.
Para defenderse, Patricio escribió su Confessio. Por fortuna, esos escritos demuestran por él mismo, como sentía y actuaba.
Circulaba entre los paganos un extraño vaticinio, una profecía, respecto al santo y sus labores de evangelización:
“Por lo tanto, cuando sucedan todas estas cosas, nuestro reino, que es un reinado de idolatría, se derrumbará"
Y se cumplió. Por su santidad, manifiesta en su carácter, su lenguaje sencillo y por el don de hacer milagros, San Patricio logró muchas victorias sobre sus oponentes paganos y hechiceros.
Por ello, surgió una oración para protegerse de las malas artes de los hechiceros, que es conocida como coraza de San Patricio, con la cual los invitamos a orar un fragmento, para que pongamos en Dios toda nuestra confianza en su poder.
Cristo conmigo, Cristo ante mí, Cristo tras de mí, Cristo en mí, Cristo bajo mí, Cristo sobre mí, Cristo a mi derecha, Cristo a mi izquierda, Cristo cuando me acuesto, Cristo cuando me siento, Cristo cuando me levanto, Cristo en el corazón de todo hombre que piensa en mí, Cristo en la boca de todo hombre que hable de mí, Cristo en todo ojo que me ve, Cristo en todo oído que me escucha. Amén.
Cuando a veces nos sentimos abrumados porque una misión o proyecto que hemos emprendido no tiene éxito, e incluso las circunstancias nos impiden realizar algún esfuerzo o progreso, San Patricio nos hace pensar que es bueno tomar esas pausas obligadas, para ver si estamos apoyándonos en la gracia y la voluntad de Dios o sólo estamos pensando en nuestros intereses.
San Patricio se dio cuenta que estaba viviendo una fe superficial y buscó en la oración, esa respuesta de Dios que diera sentido a su vida.
Luego, su fuerte relación con Dios le permitió enfrentar cada circunstancia, y apoyado en su gracia, tuvo un gran éxito.
Que es, el mismo que nos espera, si unimos nuestra oración a nuestro trabajo y nos comprometemos a dar el primer lugar a Dios en nuestra vida.
San Patricio de Irlanda,
Ruega por nosotros.