San Bienvenido Scotivoli
Obispo
Elevemos nuestros ojos al cielo y dejemos que nuestro corazón se llene de Dios.
Nosotros hacemos posible que la voluntad de Dios se cumpla en la tierra como en el cielo, no por lo que hacemos, no por lo que tenemos…
Sino por cuanto amamos y servimos.
Somos una Iglesia santa que cada día se desprende de aquello que lo aparta del bien y avanzando en camino, va poniendo en práctica las enseñanzas de Jesús para ser misericordiosos y fraternos.
Aprendamos en nuestro catálogo divino, sobre los santos que hoy, 22 de marzo, recuerda nuestra Iglesia católica. Ellos son:
San Bienvenido Scotivoli, obispo; San Basilio de Ancira, presbítero y mártir; San Epafrodito, laico y cooperador de San Pablo; San Nicolás Owen, religioso y mártir; San Pablo de Narbona, obispo y mártir; Santa Lea de Roma, viuda y Beato Francisco Chartier, presbítero y mártir.
Hoy conoceremos la historia de un santo obispo que ayudó a la reforma de costumbres en su diócesis, creciendo en su espiritualidad en las fuentes de la orden franciscana y poniendo en práctica este hermoso estilo de vida..
El es San Bienvenido Scotivoli.
Oremos a este obispo que marcó tan profundamente la vida de muchos con su dulzura y testimonio, para que dispongamos nuestro corazón a tratar a los demás con los mismos sentimientos de Cristo:
¡Señor, quiero parecerme más a Tï! ¡Quiero cambiar mi forma de entender la vida, mi forma de pensar, mi forma de hablar, mi forma de ser, mi actitud a la hora de afrontar las cosas!
¡Anhelo tener un corazón como el tuyo, predispuesto a ser un instrumento tuyo, un discípulo tuyo, un siervo tuyo!
¡Y con la ayuda del Espíritu Santo quiero tener un corazón que sepa perdonar, un corazón que sepa servir, un corazón que sepa amar, un corazón que sepa rechazar la maldad, un corazón que sepa olvidar, un corazón que esté por encima de críticas y chismorreos, un corazón que se entregue por amor, un corazón que mire siempre por el bien de los demás!
¡Señor, quiero sonreír siempre, tender las manos al que lo necesita, abrir los caminos a los que buscan esperanza, esperar a los que están rezagados en la fe! ¡Señor, Tú eres mi ejemplo y quiero parecerme siempre a Ti! Amén.
Recordemos que somos una Iglesia en camino: tanto los pastores como las ovejas, somos personas que estamos siguiendo a Jesucristo, y vamos transformando nuestras sombras y debilidades con la fuerza de su gracia.
Sentirnos hermanos nos ayuda a tener comprensión entre nosotros, a recordar que nosotros también hemos caído cuando debemos corregir a otro y que a pesar de lo que pueda suceder, no dejaremos de ser hermanos.
Quien tiene la autoridad, con más razón necesita reflejar el amor misericordioso del Padre, que nos dice la verdad para ayudarnos a enderezar el camino y nos da su confianza para que podamos elegir en libertad, siempre avisándonos lo que nos puede hacer daño.
Tener autoridad no es simplemente mandar: es ser custodio del otro para buscar su mayor bien.
De igual modo, el verdadero cristiano está dispuesto a respetar a sus superiores, porque comprende que su conducta siempre debe ser leal y honesta y atenta a servir.
Recordemos que somos hermanos, si nos cuidamos y respetamos, recibiremos una lluvia de bendiciones, porque así cumplimos de manera perfecta la voluntad de Dios.
San Bienvenido Scotivoli
Ruega por nosotros