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San Esteban Harding

Abad

Un fraterno saludo para todos. Hoy, es un día más para encontrarnos y compartir más historias de santidad.

Nuestro catálogo divino es una excelente colección de anécdotas y relatos sobre la vida de los santos que nos ayudan a comprender mejor cómo cada vida es un don para la humanidad…

Hemos aprendido con los santos que puede ser inesperada la manera en que alcanzamos la santidad, pero siempre hay algo en común: los santos descubren el inmenso amor que Dios tiene por ellos y su santidad es esa respuesta al amor de Dios.

Así que animémonos a conocer que santos nos trae nuestro catálogo divino, en este día 28 de marzo:

San Castor de Tarso, mártir; San Cirilo de Heliópolis, diácono y mártir; San Esteban Harding, abad;  San Gountrán, rey; San Hilarión de Bitinia, abad; San Proterio de Alejandría, obispo y mártir; Beata Juana María de Maillé, viuda y terciaria franciscana; Beata Renata María Feillatreau, madre de familia y mártir; Beato Antonio Patrizi, presbítero; Beato Conón, monje y Beato Cristobal Wharton, presbítero y mártir.

Hoy conoceremos la historia de un monje cisterciense, y considerado el tercer cofundador de la Orden del Císter. Su profundo compromiso con la espiritualidad, lo llevaba a vivir con exigencia y valerosa entrega su vida monástica.

El es san Esteban Harding

Sus talentos como organizador eran excepcionales, instituyó el sistema de capítulos generales y visitas regulares para asegurar la uniformidad en todas sus fundaciones, redactó la famosa “Carta de la Caridad”, para todos los monasterios unidos al Císter.

Las abadías debían estar fuera de los poblados y reflejando pobreza y sencillez; no tendrían otras tierras más que para cultivar, y la única ocupación de los monjes serían la oración y el trabajo manual; no tendrían los monjes propiedades ni rentas y vivirían de su trabajo. Sus conocimientos se centrarían en lo necesario para ejercer el sacerdocio.

Durante veinticinco años, Esteban rigió la abadía y toda la orden cisterciense.

A pesar de todas estas restricciones, los cistercienses se vieron obligados, por los problemas de la Iglesia y del siglo, a salir de los claustros, para combatir la herejía, para predicar en los países eslavos, para mediar en la lucha entre el Papado y el Imperio, para predicar las cruzadas.

Hacia 1125, se fundó el primer monasterio femenino de la orden en Borgoña.

En 1133, renunció al cargo a causa de la edad y la mala salud; y casi ciego, Esteban murió al año siguiente, el 28 de marzo de 1134.

Oremos para que el Señor nos dé el deseo de crecer espiritualmente:

¡Señor, sé que el camino de la vida no es sencillo pero caminando a tu lado todo es más fácil!

¡Te pido, Señor, que me ayudes a ver lo que mis ojos no ven, a conocer lo que se me hace difícil comprender, a percibir lo que necesito para mantener el paso firme con tu Espíritu!

¡Señor, quiero que seas el tesoro y la guía que reconforte mi vida, mi corazón, mi alma! Amén.

Amar a Dios con radicalidad, muchas veces se aprecia mejor en medio de las muchas dificultades de la vida.

Dios no desea nuestro sufrimiento, pero en nuestros sufrimientos, le manifestamos con toda sinceridad lo que guardamos en el corazón.

Y si tenemos un corazón honesto, sencillo y leal, no dudemos: Dios será muy pronto y generoso en su auxilio.

San Esteban Harding,

Ruega por nosotros.