San Isidoro de Sevilla,
obispo y doctor de la Iglesia
Los invitamos a dar un paseo espiritual por la historia de nuestra Iglesia Católica, en nuestro Catálogo Divino.
La vida de un santo, nos ayuda a apreciar de una manera sencilla cómo va surgiendo lo que somos como familia de fe, desde la guía del Espíritu Divino, y así admiramos la sabiduría de Dios con la cual orienta las vidas de todos.
Entonces, demos paso, a la lista de algunos santos que la Iglesia recuerda hoy, 4 de abril:
San Isidoro de Sevilla, obispo y doctor de la Iglesia; San Benito Massarari, religioso; Santos Agatópodo, diácono, y Teodulo, lector, mártires; San Pedro de Poitiers, obispo; San Platón de Constantinopla, hegúmeno o abad oriental; Beato Cayetano Catanoso, presbítero; Beato Francisco Marto, niño vidente de Fátima; Beato Guillermo Cuffitelli, eremita y Beato José Benito Dusmet, obispo.
Hoy, conoceremos a un santo obispo que quiso despertar la espiritualidad de sus fieles, invitándolos a crecer en su cultura y formación, de tal manera que fortaleciendo su identidad y conocimientos pudieran mejorar tanto su calidad de vida espiritual, personal y social. Además este obispo fue uno de los más sabios de su tiempo, y es considerado también un padre de la Iglesia.
Hablamos de San Isidoro de Sevilla.
Isidoro nació en Cartagena, España hacia el año 556.
Su padre, llamado Severiano, pertenecía a una importante familia hispano-romana; su madre, en cambio, era de origen visigodo y de la realeza.
Isidoro era el menor de cuatro hermanos. Sus dos hermanos, Leandro y Fulgencio también llegaron a ser obispos y también, santos. Su hermana Santa Florentina, fue abadesa de varios conventos.
Su hermano Leandro que era mucho mayor que él, se encargó de su educación, porque, quedaron huérfanos siendo Isidoro, un niño.
Parece ser que Leandro era muy severo, porque cuenta una leyenda, que siendo Isidoro muy niño huyó de su casa escapando de su gran exigencia. Luego volvió por voluntad propia, lleno de buenos propósitos.
Leandro lo encerró para impedir que se escapara de nuevo, probablemente en un monasterio, para seguir estudiando.
Un día, Isidoro se acercó a un pozo para sacar agua. Al ver que las cuerdas habían hecho hendidura en la dura piedra, comprendió que también la conciencia y la voluntad del hombre pueden vencer las duras dificultades de la vida. Entonces regresó con amor a sus libros.
Es patrono de los estudiantes y San Juan Pablo II, para que interceda por el buen uso del conocimiento y las fuentes de información, lo nombró patrono del Internet.
Oremos a este gran santo para que nos ayude a ver en el saber, un puente para unirnos, y no, una fuerza para dominarnos:
Señor, Dios todopoderoso, tú elegiste a san Isidoro, obispo y doctor de la Iglesia, para que fuese testimonio y fuente del humano saber; concédenos, por su intercesión, una búsqueda atenta y una aceptación generosa de tu eterna verdad. Amén.
Al igual que san Isidoro hace 14 siglos, en este momento tenemos que estar atentos a cómo podemos mantenernos vigilantes ante los cambios que suceden en el mundo y cómo asumirlos cristianamente.
San Isidoro descubrió que la cultura es importante para mantener la unidad y para dar a las personas mayores oportunidades de mejorar su calidad de vida.
Pero, también en esta época, hay tendencias culturales que son dañinas, y necesitamos tener criterios claros para mantener los valores cristianos y cívicos, que nos sugieren lo que es correcto y positivo.
No podemos ser observadores pasivos de lo que las redes sociales e Internet, nos ofrecen.
Porque “camarón que se duerme se lo lleva la corriente”
Y nosotros debemos mantenernos firmes en la fe.
San Isidoro de Sevilla
Ruega por nosotros.