Listen

Description

San Ángel de Sicilia

Presbítero

No hay mayor amor que dar la vida por los amigos. Y los santos a imitación de Cristo lo dieron todo por aquellos que estaban en su metro cuadrado y en su entrega construyeron un bien común, un lugar mejor en el mundo.

Por ello dejémonos motivar a dar nuestra vida por los demás, cómo los hicieron los santos que recordamos hoy, 5 de mayo, en nuestro catálogo divino:

San Ángel de Sicilia, presbítero y mártir; San Hilario de Arlés, Obispo; San Avertino de Vençay, Mártir; San Britón de Tréveris, Obispo; San Eulogio, obispo; San Eutimio de Alejandría, Diácono y Mártir; San Geroncio de Milán, Obispo; San Joviniano de Auxerre, Lector y Mártir; San León de Calabria, Eremita;

San Mauronto de Marchiennes, Diácono y Abad; San Máximo de Jerusalén, Confesor y Obispo; San Nicecio de Vienne, Obispo; San Sacerdote de Limoges, monje, abad y obispo; San Teodoro, obispo; Santa Crescenciana, mártir; Beata Catalina Cittadini, Virgen; Beato Bienvenido Mareni, Religioso y Beato Nuncio Sulpricio, Laico y artesano.

Hoy conoceremos la historia de un santo carmelita que fue mártir en el siglo XII.

El es San Ángel de Sicilia.  Fue uno de los primeros miembros de la Orden del Carmelo. Hizo su profesión religiosa ante el Superior general San Brocardo, en el monasterio en el Monte Carmelo.

San Angel predicó con gran fruto en varias ciudades de Sicilia. Sobre todo en Palermo, Agrigento y Licata.

En Licata, se encontró con el escudero Berengario, que además de ser un cátaro llevaba una vida incestuosa; San Ángel convenció a la compañera, hermana de este hombre, a que lo dejara; furioso Berengario lo atacó mientras predicaba en la iglesia de los Santos Felipe y Santiago, hiriéndolo de muerte con cinco golpes de espada.

San Ángel fue llevado a una casa cercana por los fieles, en donde cuatro días más tarde, murió a causa de sus heridas, era un 5 de mayo del año de 1226, antes de morir pidió a los habitantes de Licata que perdonaran al asesino.

Fue enterrado en la iglesia donde fue agredido, más tarde su tumba se convirtió en centro de peregrinación.

Oremos a este valeroso y fiel carmelita, celoso anunciador del Evangelio:

Dios, fuerza de los fieles y corona de los mártires por cuya gracia San Ángel, carmelita, superó los tormentos del martirio; por su intercesión, concédenos propicio que, imitándole fielmente, seamos hasta la muerte testigos de su presencia y bondad. Amén.

Decir la verdad aunque salgamos perjudicados, es algo que cuesta.

Pero sólo puede hacerlo quien ama la Verdad.

Por temor a las confrontaciones, a admitir los errores, a ser humildes, en nuestra sociedad se hizo normal, mentir y fingir.

Nadie puede sentirse pleno, si no es totalmente honesto.

También recordemos que una verdad dicha con crueldad e ironía, no es totalmente verdad, pues es la caridad, quien la hace total y pura, directa al corazón, limpia de intención.

Pidamos al Espíritu Santo que nos revele nuestro verdadero rostro: el de hijos amados de Dios, y actuemos a la altura de ese honroso título de gloria, con libertad de espíritu y sinceridad hasta las últimas consecuencias.

San Ángel de Sicilia,

Ruega por nosotros.