San Pascual Baylón
Religioso
La santidad es alegría y paz.
Por eso queremos conocer más sobre cómo ser santos, conociendo las vidas de aquellos que hacen parte del Catálogo divino de nuestra iglesia.
La alegría se contagia y la paz se anhela, por ello nos agrada conocer a los santos porque nos reflejan esos tesoros espirituales que toda persona debería tener y cuidar.
El motivo de la paz y la alegría es Jesucristo.
Por ello conocerlo y amarlo es la mejor experiencia de la vida.
Hagámonos amigos de Jesús y conozcamos a otros que lo tuvieron como su mejor amigo y son recordados por nuestra Iglesia hoy, 17 de mayo:
Ellos son: San Pascual Baylón, religioso; San Adrión de Alejandría, mártir; San Emiliano de Vercelli, Obispo; San Pedro Liu Wenyuan, mártir y catequista; San Víctor de Alejandría, mártir; Santa Restituta, virgen y mártir; Beata Antonia Mesina , virgen y mártir y Beata Julia Salzano, virgen.
Hoy conoceremos la vida de un santo enamorado de la presencia eucarística de Jesús y que es patrono de los Congresos Eucarísticos y de las asociaciones eucarísticas.
El es san Pascual Baylón.
Abundantes son los testimonios de los milagros obrados después de su muerte, gracias a su intercesión.
Fue beatificado en 1618 por el Papa Pablo V, y canonizado en 1690 por el Papa Alejandro VIII.
Oremos a este gran adorador de Jesucristo quien supo reconocerlo en sus hermanos para servirlos humildemente, que nos apasionemos por Jesús Eucaristía con una de sus propias oraciones:
Jesús, dulce enamorado, del alto cielo ha venido, a ser Pastor del ganado, que anda en el mundo perdido: y como de amor herido está el divino Pastor, con silbos de amor las llama, y, ¡ay Dios, qué fuerza de amor!
Cada uno de nosotros tiene su personalidad y cualidades, su forma de ver y relacionarse con el mundo.
Nuestra forma de ser santos, también es original y única.
San Pascual vivió plenamente su vida cristiana y religiosa, buscando un solo molde en Jesucristo.
Muchas veces el intelectualismo nos lleva a hablar mucho de Dios,
Pero nuestra inconstancia en vivir santamente nos demuestra que lo que nos falta es hablar más con Dios.
Nuestro contacto cercano con Dios está al alcance de una pequeña oración.
El Espíritu Santo nos ayuda siempre a establecer este diálogo.
Ojala que descubriéramos lo necesario que es mantenerse en la oración y sobre todo en esa convicción que desde lo que somos y tenemos, podemos agradar a Dios sin otro horizonte que amar y hacer el bien, en la mejor manera que podamos.
Que nuestra alegría de vivir en la presencia de Dios nos haga danzar y expresar con todo nuestro ser, como sucedió a san Pascual, que, nos sentimos felices de tener a Dios como Padre y como Amigo.
San Pascual Baylón,
Ruega por nosotros.