Les damos la bienvenida a este paseo celestial.
Seguimos en camino admirando las maravillas de Dios...
...Y también descubriendo su presencia en las personas que nos acompañan y nos brindan su ayuda y amor.
Los santos descubrían así, a cada momento que no estaban solos.
Por ello podían emprender grandes obras.
Pidamos a los bienaventurados de este día, 24 de abril que nos enseñen a descubrir a Dios a nuestro lado a cada instante:
Algunos de estos santos son:
San Fidel de Sigmaringa, presbítero y mártir; San Alejandro de Lyon, Mártir; San Antimo de Nicomedia, Mártir; San Benito Menni, Religioso; San Deodato de Blois, Abad;
San Egberto de Northumbría, Monje; San Gregorio de Elvira, Obispo; San Guillermo Firmado, Eremita; Santa María de Cleofás, Hermana de la Virgen María;
Santa María de Santa Eufrasia Pelletier, Virgen y Fundadora; Santa María Isabel Hesselblad, virgen; San Melitón de Canterbury, Arzobispo y San Wilfrido de York, Obispo.
El santo de hoy, fue un gran defensor de la fe que se destacó por su elocuencia y sobre todo su mansedumbre ante sus contradictores, llegando a ser un mártir firme en sus convicciones hasta el final.
El es San Fidel de Sigmaringa.
Pidamos la intercesión de este ejemplar predicador del Evangelio:
Señor Dios, que te has dignado conceder la palma del martirio a San Fidel de Sigmaringa cuando, abrasado en tu amor, se entregaba a la propagación de la fe, concédenos, te rogamos, que arraigados como él en el amor, lleguemos a conocer el poder de la resurrección de Jesucristo. Nuestro Señor Amén.
Fidel fue verdaderamente fiel hasta su muerte, así como le dijo su maestro de novicios cuando le impuso su nombre.
Pero no sólo fue fiel desde su vida religiosa.
Toda su vida fue la expresión de la integridad y de la fidelidad a sus convicciones, fundamentadas por un profundo respeto y amor a Dios.
Nosotros sacamos mil excusas para seguir teniendo comportamientos que desdicen del testimonio cristiano que debemos dar.
Pero si revisamos nuestra vida, de muchas maneras, Dios nos ha educado y nos ha indicado lo que debemos hacer para actuar correctamente. Ya sabemos que es lo correcto.
Hay algo de lo que debemos huir, y nos lo enseñó san Fidel: huyamos a toda velocidad de la tibieza espiritual y de la mediocridad.
Preferimos ser mediocres cuando preferimos ser de los que critican pero no hacen.
Y el cristiano, al contrario, debe ser protagonista: una persona madura y consecuente con todas sus actitudes y decisiones, que no deja a los demás, ni a sus opiniones, las riendas de su vida.
Siendo fiel, vive verdaderamente la libertad de los hijos de Dios.
San Fidel de Sigmaringa,
Ruega por nosotros