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Un saludo fraterno deseándoles paz y alegría en sus corazones.

Cuando hablamos de santidad, frecuentemente, se queda en imaginar las experiencias místicas de los consagrados...

...pero en el Catálogo Divino hemos descubierto que la santidad se vive en lo sencillo del servir, compartir y amar de todos los días.

Sigamos adelante para conocer los santos que se veneran en este día, 28 de abril:

San Luis María Grignon de Montfort, presbítero; San Pedro Chanel, presbítero y mártir; San Prudencio de Tarazona, obispo; San Agapio de Cirta, obispo y mártir;

San Caralipo, mártir; San Pánfilo de Corfinio, obispo; Santa Gianna Beretta Molla, madre de familia; Beata María Luisa de Jesús Trichet, virgen;

Beato José Cebula, presbítero; Beato Luquesio, religioso; San Afrodisio de Béziers, obispo y San Vidal de Rávena, mártir.

Pensando en tantas mujeres que a diario enfrentan muchas dificultades y en lo secreto de su corazón, oran con mucha fuerza para que Dios le ayude en medio de tanto trabajo, conozcamos a una extraordinaria santa que como estas mujeres, defendió a su familia y su fe con gran valentía.

Ella es Santa Gianna Beretta Molla.

Oremos con esta plegaria pidiendo la intercesión de esta santa mujer:

“Dios, Padre nuestro, te alabamos y te bendecimos porque en Santa Gianna Beretta Molla nos has concedido y dado a conocer a una mujer, testigo del Evangelio, como joven, esposa, madre y médico. 

Te damos gracias también porque por medio de la entrega de su vida nos enseñas a acoger y honrar a toda criatura humana. 

Espíritu Santo, fuente de toda perfección, concédenos también a nosotros sabiduría, inteligencia y valor para que, siguiendo el ejemplo de santa Gianna y por su intercesión, en la vida, personal, familiar y profesional, sepamos ponernos al servicio de todo hombre y de toda mujer para crecer así en el amor y en la santidad. Amén.”

 

Santa Gianna Beretta Molla, no vivió de una manera distinta al estilo de las mujeres actuales.

Sin fanatismos ni exageraciones, llevó su vida conyugal, familiar y profesional de una manera sencilla, apoyada siempre en Dios y comprometida con el bien.

Dejemos que ella nos dé un consejo, -tomado de algunas reflexiones suyas-, para las mujeres a quienes siempre quiso promover con su servicio, para todas las que hoy asumimos el reto de ser cristianas:

Una madre o una esposa que lleva en su corazón las siete espadas de los dolores morales, a los que agrega la cruz de una salud débil o de la miseria, en una familia numerosa, ¡esa mujer es una mártir, una santa, sin que deba sufrir otro tormento, solamente si sabe amar como puede amar!

«Amemos la cruz» y recordemos que para cargarla no estamos solas, está con nosotras Jesús que nos ayuda y, tal como dice San Pablo, en Él, que nos conforta, todo podemos.

Santa Gianna Beretta Molla,

Ruega por nosotros.