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Seguimos caminando juntos hacia la santidad.

 

Somos una familia que va construyendo el Reino de Dios en medio de las pequeñas cosas de la vida

 

Y que por medio de nuestras pequeñas obras de amor va cincelando el rostro y las actitudes de Cristo en las almas.

 

Busquemos el patrocinio de los santos para que nos ayuden a no desfallecer en este camino terrenal pero que nos va uniendo a Dios,

 

Conozcamos sus historias, explorando las páginas del Catálogo Divino:

 

Los santos que se veneran en este día 5 de mayo:

 

San Ángel de Jerusalén, religioso y mártir; San Ángel de Sicilia, presbítero y mártir; San Hilario de Arlés, Obispo; San Avertino, eremita; San Britón, Obispo; San Eulogio, obispo; San Eutimio de Alejandría, Diácono y Mártir; San Geroncio, Obispo;

 

San Joviniano, Lector y Mártir; San León de Calabria, Eremita; Santa Irene de Lecce, Virgen y mártir; San Mauronto, Diácono y Abad; San Máximo de Jerusalén, Obispo; San Nicecio, Obispo; San Sacerdote de Limoges, abad y obispo;

 

San Teodoro, obispo; Santa Crescenciana, mártir; Beata Catalina Cittadini, Virgen y fundadora; Beato Gregorio Boleslao Frackowiak, Religioso y mártir; Beato Bienvenido Mareni, Religioso y San Nunzio Sulprizio, Laico.

 

Hoy, nos asombraremos escuchando la historia de un joven del siglo XIX que convirtió el dolor en su camino de santificación

 

El es San Nunzio Sulprizio.

Oremos pidiendo la piedad por la intercesión de este joven bienaventurado:

 

Señor Dios todopoderoso, que de entre tus fieles elegiste a san Nunzio Sulprizio para que manifestara a sus hermanos el camino que conduce a Ti, concédenos que su ejemplo nos ayude a seguir a Jesucristo, nuestro Maestro, para que logremos así alcanzar un día, junto con nuestros hermanos, la gloria de tu reino eterno. Amén

 

La historia de este joven nos da grandes enseñanzas desde muchos puntos de vista.

 

Nos aterriza en cuanto a las tristes realidades de maltrato que viven muchos niños; a la dignidad que requiere un trabajador para su labor; a la capacidad de entrega y sacrificio que puede albergar un joven apasionado por Dios y por el bien común.

 

Nunzio aprendió una profunda sabiduría formada, no en los libros, sino en la fuente del dolor, acogida en el recogimiento y la mirada siempre puesta en Jesús.

 

Su juventud le permitía tener una mirada fresca y franca ante su realidad, y por ello, su santidad es un motivo de reflexión para nosotros.

 

San Felipe Neri repetía:

 

Bienaventurados vosotros, los jóvenes, porque tenéis tiempo de hacer el bien.

 

Pongamos todo de nuestra parte favoreciendo la santidad de los jóvenes, acompañándolos, aconsejándolos, dándoles amor y sobre todo, recordándoles la gran confianza y esperanza en ellos y en el inmenso bien que pueden hacer.

 

San Nunzio Sulprizio,

 

Ruega por nosotros.