Un feliz día.
Bienvenidos a explorar el Catálogo divino.
Tenemos muchas cosas positivas de las cuales dar gracias.
Siempre que damos espacio para la gratitud se enciende la esperanza dentro de nosotros.
Así que recarguemos nuestras baterías dando gracias a Dios por tantas cosas bellas que hemos recibido y abramos el corazón para las que vienen.
Los santos vivían felices porque a cada momento descubrían motivos para alabar a Dios.
Sigamos su ejemplo y encomendémonos a los santos que se recuerdan hoy, 15 de mayo, para que sigamos recibiendo muchas bendiciones de parte de Dios.
Algunos de ellos son:
San Aquileo, el Taumaturgo, Obispo; Beato Andrés Abellón, religioso; San Caleb, Rey; Santos Casio y Victorino, Mártires; San Isidro Labrador, Laico; Santos Pedro, Andrés, Pablo y Dionisia, Mártires;
San Reticio, Obispo; San Ruperto de Bingen, Eremita; San Severino de Settémpeda, Obispo; San Simplicio de Fausina, Obispo y mártir y San Witesindo de Córdoba, Mártir.
En muchas de nuestras parroquias, encontramos la imagen de este santo y muchas veces le hemos pedido que “quite el agua y ponga el sol”.
Qué interesante conocer su historia en este día.
El es San Isidro Labrador.
Oremos a este humilde santo agricultor:
Bienaventurado Isidro,
que habitas hoy la celestial morada
en justo premio de tu singular piedad,
…tanto para ti, como para tu venerada esposa, María,
te suplicamos que seas nuestro intercesor
para con el Altísimo,
a fin de que este divino Señor…
nos conceda vivir en paz en esta vida,
y que gocemos en la otra
las eternas delicias de la gloria.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
En la forma sencilla de su vivir como campesino, san Isidro supo compartir su vida con el Señor, en su actitud agradecida y generosa ante todos bienes que recibió.
No vio su perfección cristiana como algo extraordinario, sino en la vida del matrimonio y la familia y atendiendo a sus obligaciones como cualquier otro, logrando vivir la santidad como algo natural.
A veces en nuestra pretensión de elevar lo espiritual fuera de este mundo, nos perdemos de experimentar la gracia de Dios de manera tan espontánea como respirar.
No podemos seguir creyendo que nuestro origen espiritual es sólo un razonamiento: en verdad lo que somos y tenemos está íntimamente relacionado con Dios y del Él, depende.
Isidro lo comprendió de una manera sencilla y lo vivió de corazón.
Ha llegado nuestra hora de ser santos desde lo cotidiano, para ello hemos sido creados.
No tengamos temor de ser santos, porque ello es la base del sentido de nuestra vida.
San Isidro Labrador,
Ruega por nosotros.