Bienvenidos a un encuentro con nuestros hermanos celestiales.
Disfrutemos de un nuevo episodio del Catálogo Divino.
Nos estamos preparando para ir al cielo, pero vamos caminando con los pies bien puestos sobre la tierra.
Además lo hermoso de esta preparación, es que aprendemos todos los días que nuestra primera vocación es a experimentar el verdadero amor: un amor como el de Dios.
Demos paso a escuchar los nombres de los santos que se veneran en este día 17 de mayo:
San Pascual Baylón, religioso; San Adrión de Alejandría, mártir; San Emiliano de Vercelli, Obispo; San Pedro Liu Wenyuan, mártir y catequista;
San Víctor de Alejandría, mártir; Santa Restituta, virgen y mártir; Beata Antonia Mesina, virgen y mártir y Beata Julia Salzano, virgen.
Hoy, el catálogo divino nos trae la impactante historia de una joven italiana que fue mártir por defender su castidad.
Ella es la Beata Antonia Mesina.
Oh Dios, Padre de los humildes, que en la Beata Antonia Mesina, enriquecida con el don del martirio, haz ofrecido a tu Iglesia un brillante ejemplo de pureza y fortaleza, concédenos también, a través de su intercesión, ser puros y fuertes en las pruebas de la vida y en las labores y preocupaciones de cada día. Amén.
Al escuchar un acto tan intensamente violento ante la negativa a participar del impulso de las pasiones, nos queda preguntarnos cómo hemos permitido que la invitación de Dios a respetar nuestra dignidad y a valorar nuestro cuerpo como parte del cuerpo de Cristo, sea reemplazado por un falso concepto de libertad que es más bien la esclavitud de la conciencia sometida a la satisfacción inmediata del placer.
La búsqueda del amor se ha desfigurado por la fugacidad, tiñéndose con una lucha de poder, en que las personas son usadas como objetos y se tiene el placer como fin en sí mismo y no importan los medios para obtenerlo.
Por esta desconexión en la capacidad de vivir con pureza en nuestras relaciones afectivas y la realización personal, es que han surgido tantas rutas para la violencia, el egoísmo, la depresión, el vacío afectivo, la pérdida total de sentido de la vida, dejando todo al vaivén del descontrol.
Se le insiste a los jóvenes que “si quieren ser alguien en la vida, deben estudiar”, pero preguntémonos, si les insistimos de la misma manera en que se quieran a sí mismos, que se respeten, que se esfuercen por soñar y poner siempre estos propósitos en las manos de Dios con oración y fervor.
En cuanto que somos valiosos y nos amamos a nosotros mismos, tomamos decisiones responsables y así es que podemos amar libremente a otra persona.
De esta manera, libre y conscientemente, encontramos nuestra santidad y la santidad del otro.
¡Qué bella forma de entender la castidad: cuidar la santidad del otro!
Esta joven mártir lo entendió perfectamente: pues después de haber acogido el amor de Dios en su vida, no quiso dejar que la convirtieran en un títere del libertinaje y por ello tuvo la fuerza y el valor para no retroceder a sus principios.
No tengamos temor de defender la opción por una sexualidad santa y digna.
Más bien, ayudemos a que todos descubramos y cuidemos la limpieza de corazón que necesitamos para vivir de manera plena y gozosa y cuidémonos mutuamente.
Beata Antonia Mesina,
Ruega por nosotros.