A veces, para seguir a Dios, hay que romper los propios esquemas.
Soñar con otros horizontes, cuestionarse las maneras de ser, redescubrir las verdaderas motivaciones de la vida…
Y en el camino con Dios se va explorando esa gran realidad del interior.
Los santos en ese reflexionar con Jesús, iban perfilando sus decisiones, sus gustos sus preferencias, para ajustarlos más a los criterios y sentimientos de Jesús, al sentir del corazón divino…
Por ello, permitamos que el Evangelio nos desacomode y cantemos un cántico nuevo con nuestras vidas.
Así como los santos que son recordados hoy, 10 de junio.
San Asterio de Petra, obispo; San Amancio, mártir; San Arecio, mártir; San Bogumilo de Gniezno, obispo; San Censurio de Auxerre, obispo; San Itamar de Rochester, obispo; San Landerico de París, obispo; San Maurino, abad;
San Trípodes, mártir; Beata Diana de Andaló, virgen; Beato Eduardo Poppe, presbítero; Beato Enrique de Bolzano, laico; Beatos Gualterio Pierson y Tomás Green, monjes y mártires y Beato Juan Dominici, obispo.
Hoy conoceremos a una beata que tuvo que escapar de su casa para seguir a Cristo, pero en su fidelidad como consagrada ayudó a abrir el camino a las mujeres que quisieron vivir el Evangelio al estilo de santo Domingo de Guzmán.
Ella es la beata Diana de Andaló.
La Beata Diana se comportó como una verdadera madre con las hermanas y murió, a los 36 años, el 10 de junio de 1236. A su muerte la comunidad que comenzó con cuatro monjas, contaba con cincuenta.
Su cuerpo se venera en el Monasterio de Santa Inés de Bolonia y su cabeza, en la Basílica de Santo Domingo también en Bolonia.
En 1888, fue beatificada.
Oremos a esta valiente beata:
Oh Dios, que elegiste a la beata Diana para que con su vida de oración y penitencia, fuera reflejo de tu misericordia hacia los hombres.
Tú hiciste fuerte su debilidad y por Ti, como virgen y monja dominica, dio testimonio de amor y de fe.
Concédenos, a ejemplo de ella, ser verdaderos testigos de la fe que profesamos y así recibir la gracia que hoy te rogamos por su intercesión. Amén.
Diana de Andaló tenía muy claro que quería ser y luchó con todas sus fuerzas para conseguirlo.
Ella invita a que todos persigamos nuestros sueños, pero a la manera correcta:
Colocando en manos de Dios, nuestros propósitos y a alimentarlos con una sincera y constante vida de oración y de transformación de nuestras vidas.
Esa es la verdadera libertad: y la mejor manera de dejar ser Dios a Dios en nuestra vida.
Beata Diana de Andaló,
Ruega por nosotros.