Listen

Description

Abramos las páginas de nuestro catálogo divino, para seguir explorando en estas historias de santidad, la gran sabiduría de Dios al guiar nuestros pasos.

Dios Padre es quien nos va educando, en el día a día, para ir formando en nuestras almas, la imagen de su hijo Jesús.

Si ganamos conciencia de esta educación, sentiremos un gran alivio al pensar que la misericordia de Dios cubre con paciencia todas nuestras limitaciones y nos complementa lo que nos hace falta.

Así… para nadie es difícil ser santo ¿cierto?

Por ello sigamos adelante, y animémonos más a ser santos, conociendo los santos que se veneran hoy, 16 de junio:

San Juan Francisco Regis, presbítero; San Aureliano de Arlés, obispo; San Áureo y compañeros mártires; San Benón, obispo;

Santos Ferreol y Ferrucio, mártires; Santos Quirico y Julita, mártires; San Similiano de Nantes, obispo; San Ticón, obispo;

Santa Lutgarda, virgen; Beato Antonio Constante Auriel, presbítero y mártir; Beato Cecardo de Carrara, obispo; Beatos Guillermo Greenwood y Roberto Salt, monjes y mártires.

Hoy, nuestro catálogo divino nos ofrece la historia de un sacerdote que murió agotado de su laborioso servicio a los fieles, que realizó de una manera tan santa que San Juan María Vianney y San Marcelino Champagnat fueron grandes devotos suyos, obteniendo su ayuda cuando tenían dificultades para entrar al seminario.

El es San Juan Francisco Regis.

En 43 años de vida, 24 como religioso, diez como sacerdote y 9 como misionero popular, logró inmensos éxitos y tuvo el mismo calificativo en todos los sitios donde estuvo predicando: "el santo".

Oremos a este activo y generoso misionero para que aprendamos a evangelizar como él:

Tú, Señor, que concediste a San Juan Francisco de Regis el don de imitar con fidelidad a Cristo pobre y humilde, concédenos también a nosotros, por intercesión de este santo, la gracia de que, viviendo fielmente nuestra vocación cristiana, imitemos la perfección que nos propones en la persona de tu Hijo Jesucristo, nuestro Señor. Amén

Dijo alguna vez San Juan Bosco:

Cuando un sacerdote o un apóstol muere desgastado de tanto trabajar por extender el reino de Dios, ese día la Iglesia ha conseguido un gran triunfo para la eternidad.

Es realmente un gran triunfo, pues cada día de intenso apostolado es la posibilidad de ayudar a muchos, a empezar su camino de amor y santidad.

Si el apóstol Santiago dice que

"sepa que el que convierte a un pecador de su camino desviado, salvará su alma de la muerte y cubrirá multitud de pecados."

¿Con cuánta santidad puede contar alguien, que lucha para ganar almas para Dios?

Nosotros, podemos tomar nota de este testimonio.

Puede ser que no lleguemos con una predicación a miles de personas en un día…

Pero si ayudamos a aquellos que viven con nosotros, al menos a uno solo, a mejorar su vida con Dios, por medio de nuestro ejemplo, oración y si es posible un respetuoso consejo…

Entonces Dios hará florecer nuestra alma en la gracia, y ya seremos dos que son restaurados por el amor divino…

Esa sería la única cadena que deberíamos mantener:

La cadena de hermanos que se ayudan a ser mejores e inspiran a otros a hacer lo mismo.

San Juan Francisco Regis,

Ruega por nosotros.