Un abrazo fraterno para todos los seguidores del Catálogo Divino.
Que la paz del Señor siga llenando sus corazones de fuerza y esperanza en su camino de santidad.
Un camino que no ha sido fácil para ningún santo; especialmente, cuando vivir su fe, implica tener diferencias y conflictos con su familia.
El Señor Jesús ya nos había anunciado que vivir el Evangelio implicaba también enfrentar estas tensiones, cuando, con las personas que más amamos, no compartimos la fe.
Ante estas situaciones, la oración perseverante y la comprensión ante quienes no creen, es la mejor manera de mantenerse firmes en las convicciones y también de dar un buen testimonio.
Esto es importante, pues, aquellos que nos observan y ven nuestra humildad y buena intensión pueden desear cambiar de opinión y acercarse a nuestra fe.
Sigamos con esta convicción al igual que los santos que se recuerdan hoy, 20 de junio.
Ellos son:
Beato Tomás Whitbread y compañeros mártires; San Gobano de Irlanda, presbítero; San Juan de Matera, abad; San Metodio de Olimpo, obispo y mártir; San Novato, anacoreta; San Silverio, papa;
Beata Margarita Ball, madre de familia y mártir; Beata Margarita Ebner, virgen; Beato Dermicio O’Hurley, obispo y mártir; Beato Francisco Pacheco y ocho compañeros mártires.
Hoy, conoceremos la historia de una beata que murió mártir por la fe en Irlanda, encarcelada por su propio hijo.
Ella es la Beata Margarita Ball.
Oremos a la Beata Margarita, que como muchas madres permanecen firmes en su fe, incluso ante el desacuerdo de su familia, para que no nos desalentemos cuando sucedan estas situaciones en nuestros hogares:
Te bendecimos Padre, porque en cada etapa de la historia, no dejas de suscitar en tu Iglesia testigos de la fe, que hacen presente tu fidelidad y tu pacto de amor con los hombres.
Tú elegiste a las beatas mártires como Margarita para que con sus vidas de servicio al prójimo y a las familias que sufren, fueran un reflejo de tu amor que nunca abandona a los hombres.
Tú hiciste fuerte su debilidad y por Ti, dieron testimonio de su fe hasta derramar su sangre. Concédenos el ser, como ellas, testigos auténticos de la fe que profesamos y la gracia que hoy te pedimos por su intercesión, para tu mayor gloria. Amén.
Poner como punto de discusión, las creencias religiosas en un hogar es algo muy doloroso.
Imponer la fe a la fuerza es contraproducente, pues algo fundamental en cuanto a las creencias es seguirlas con libertad.
Por ello, la educación en la fe hacia los niños no depende de obligarlos a ir a misa y recibir los sacramentos, sino de demostrar con el testimonio de los padres, cómo la vida se enriquece se llena de sentido cuando la vivimos unidos a Dios.
Es importante reconocer que en la búsqueda de un sentido de la vida, las personas que tiene una fe débil, buscan alternativas que llenen sus problemáticas
y por ello, se generan conflictos cuando se les habla de volver a la fe porque no se tiene en cuenta escuchar qué problemas están enfrentando para ayudarlos.
Si tratamos con caridad y atenta solidaridad a quienes flaquean en su fe y los apoyamos para que puedan organizar su vida, es más fácil que puedan descubrir la relación entre la fe y la superación de sus dificultades.
Si alguien tiene muy claros sus puntos de vista espirituales, encontrará que cada religión busca encaminar al ser humano a vivir de la manera más armoniosa consigo mismo y con los demás, como testimonio de su fe en un ser superior.
Por lo tanto, en esos mismos valores se puede encontrar fundamentos para el respeto y la comprensión ante las creencias del otro.
Oremos mucho para que siempre encontremos puntos en común que nos ayuden a unirnos en el amor, superando las diferencias.
Beata Margarita Ball,
Ruega por nosotros.