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Bienvenidos a este recorrido por la vida de los santos que llena de esperanza y alegría nuestro corazón.

 

Cada vida es especial. Cada uno de nosotros ha nacido porque Dios lo ha deseado así y por esto somos bienvenidos.

 

Y cada uno nace con una misión. Luego de descubrirnos amados por Dios, hay que poner la energía de ese amor en movimiento y allí es donde surgen los grandes proyectos de nuestra vida.

 

No solo los santos son privilegiados en sentir cerca la presencia de Dios, nosotros también, y por ello, el catálogo divino nos ayuda a recordar esta maravillosa realidad.

 

Los invitamos a descubrir los nombres de los santos que en este día 3 de junio nos motivan con sus historias y su intercesión.

 

Algunos santos venerados hoy son:

 

San Carlos Lwanga y compañeros, mártires; San Cecilio de Cartago, Presbítero; San Cono de Lucania, monje; San Divino, Peregrino; San Genesio de Clermont, Obispo; San Hilario de Carcasonne, Obispo;

 

san Isaac, monje y mártir; San Juan Grande, religioso; San Kevin de Glendalough, Abad; San Lifardo, Presbítero; San Morando, monje; San Pedro Dong, padre de familia y mártir; Santa Clotilde, reina;

 

Santa Oliva de Anagni, Virgen;  Beato Carlos Renato Collas du Bignon, presbítero y mártir; Beato Andrés Caccioli, presbítero y religioso; beato Francisco Ingleby, presbítero y mártir y el Beato Diego Oddi, religioso.

 

Sus hermanos de comunidad definen al santo de hoy como un hombre de profunda hondura espiritual que supo sintonizar perfectamente la mística y la ciencia, con el lenguaje sencillo del amor, en medio de una difícil situación social. Conozcamos la grandeza de su obra.

 

Se trata de San Juan Grande.

Oremos a este activo servidor y también activo orante para que aprendamos a ser generosos con quienes nos necesitan:

Oh San Juan Grande, que compartiste con amor los sufrimientos de los pobres y los enfermos, te pedimos intercedas por la salud y la enfermedad, para que pongamos a Dios en el centro de nuestra vida, y que le demos sentido desde el amor hecho servicio.  Por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina. Amén.

 

El gran despliegue apostólico de Juan Grande, lo sostuvo con una firme convicción de tener a Cristo como centro, como guía y como fin.

 

Aunque tuvo que enfrentarse a los poderes de la época, la corrupción, la indiferencia a los necesitados y la escasez de recursos técnicos, su afán de hacer todo lo mejor por Cristo, le permitió tener la visión y el compromiso necesario para que su gestión tanto material como espiritual fuera excelente.

 

Preguntémonos, si en nuestro entorno de trabajo, tuviéramos tan claro a Cristo como nuestro horizonte ¿Qué nivel de bondad y profesionalismo se podría alcanzar?

 

¿No es acaso el trabajo una manera de glorificar a Dios?

 

Démonos la oportunidad de tener a Cristo como centro también en lo que hacemos, de tal manera que nuestro ser llegue también a reflejar a Cristo con toda fidelidad.

 

San Juan Grande.

 

Ruega por nosotros.