Beato Augusto Czartoryski - 2 de agosto
De príncipe a sacerdote
Bienvenidos, queridos amigos. Abramos el calendario de este nuevo mes de agosto, buscando en nuestro catálogo divino una nueva historia que nos muestre la belleza de la santidad.
Esa santidad es el reflejo de Dios en cada persona que se deja guiar por su Espíritu y que va transformando el mal que lo rodea a fuerza de bien.
¡Así que todos podemos ser santos! Cada uno en su distinta manera de ver el mundo puede hacer las cosas como el mismo Dios, ¡si hace todo con amor!
Por eso abramos nuestro catálogo divino para dejarnos sorprender por otra historia maravillosa de santidad.
Hoy, dos de agosto, la Iglesia recuerda a: Nuestra Señora de los Ángeles; san Betario, de Carnuto, obispo; santa Centolla, mártir; san Esteban I, papa; San Eusebio de Vercelli, obispo; san Máximo de Padua; San Pedro de Osma, obispo; san Rutilio, mártir , San Sereno de Marsella, obispo; beato Augusto Czartoryski, presbítero; beato Francisco Calvo Burillo, presbítero y mártir; beato Francisco Tomás Serer, presbítero y mártir; y la Beata Juana Aza, madre de santo Domingo de Guzmán.
Cuando muchos desearían ser reyes para ser ricos y famosos, e incluso tener poder y prestigio en todo el mundo… No preocuparse por pagar deudas y tener siempre quien lo atienda... hay otros que teniéndolo todo, se dan cuenta que sólo Dios es su verdadera felicidad: ¡ese es el caso de nuestro santo de hoy!, el beato Augusto, presbítero salesiano, que lo dejó todo para tener a Cristo como su único tesoro.
Augusto, nació en París el 2 de agosto de 1858. Hijo del príncipe polaco Ladislao y de la princesa María Amparo, hija de la reina de España. Durante unos treinta años, su noble linaje, vinculado a los intereses dinásticos de Polonia, había emigrado a Francia. Desde el exilio, el príncipe Ladislao buscó restaurar la unidad de la patria desmembrada en 1795.
Augusto al ser el primogénito de la familia, fue visto como el punto de unión, siendo el soberano de todos los que, después del tercer desmembramiento de Polonia, soñaban con su reunificación. Pero los designios de Dios eran otros.
Roguemos con mucha fe al Beato Augusto, para que el amor por Dios sea más fuerte que cualquier cosa en los corazones de los que tienen vocación y a todos nos dé valentía para desprendernos de todo lo que nos aparte de Dios.
Dios omnipotente y misericordioso que llamaste al Beato Augusto Czartoryski, Sacerdote, a seguir a tu Hijo que siendo rico se hizo pobre concédenos estimulados por su ejemplo y dóciles a la acción del Espíritu Santo servirte humildemente en los jóvenes más necesitados. Amén.
El beato Augusto, hubiera podido hacer mucho bien siendo rey de Polonia, pero nos deja una gran lección de fidelidad a Dios y conciencia de la vida eterna: PREFIRIÓ SER HEREDERO DEL REINO DE LOS CIELOS.
Para muchos al oír esta historia, esta decisión podría ser una contradicción, pero precisamente los santos deciden estar del lado de Dios y su justicia, a pesar de que todo se ponga en contra.
Si nos damos cuenta, cada vez que un santo decide vivir junto a Dios surgen todo tipo de obstáculos para que no lo haga. Es allí donde la vida del cristiano se vuelve un combate, pero los santos no ganan porque sean poderosos, inteligentes o talentosos: los santos ganan porque los domina el amor de Dios.
Ayudémonos unos a otros para que no se nos apaguen las ganas de ser mejores cada día y tengamos fuertes nuestras convicciones como nuestro santo de hoy.
Beato Augusto Czartoryski,
ruega por nosotros