Beato Miguel Rúa - 28 de octubre
Presbítero
Nuevamente nos encontramos en el catálogo divino para escuchar el testimonio de los santos, que muy atentos a la palabra de Dios encontraron el camino de la santidad.
Esta es una nueva ocasión para saludarlos y para agradecer a Dios por que estamos aquí, porque podemos crecer en la fe a través de las enseñanzas que recibimos de los santos, quienes nos motivan
Este es un ejercicio muy bueno para animarnos. Escuchar y enterarnos como otros mortales como nosotros, humanos imperfectos y con problemas lograron sortear todos los obstáculos que se les presentaron y avanzaron sobre viento y marea para cumplir la voluntad divina.
Eso es muy cierto. ¡Cómo no emocionarnos! cuando escuchamos como una madre oraba por la conversión de su hijo, cuando un hombre se arrodilla ante Dios y se arrepiente para cambiar de vida, cuando una mujer decide superar sus propias tristezas para consolar a otros.
Todos esos son ejemplos de superación y esperanza que están llegando a nuestros oídos y no por simple casualidad, no. Llegan porque son un llamado claro y directo para cada uno, a vivir la santidad.
¡Así es! y este llamado, no es para andar solitos. Recordemos que contamos con la intercesión de todos los santos.
Por eso, no demos más espera y demos la bienvenida a los santos que en este día 29 de octubre veneramos como Iglesia.
Ellos son: San Narciso de Jerusalén, obispo; San Colmán de Kilmacduagh, obispo; San Dodón de Wallers, abad; San Feliciano de Cartago, mártir; San Honorato de Vercelli, obispo; San Narciso de Gerona, obispo y mártir, San Teodario de Vienne, presbítero y abad;
San Abraham Kidunaia de Edesa, anacoreta; San Zenobio de Sidón, presbítero y mártir; Beata Ángeles Ginard, mártir; Beata María Restituta Kafka, virgen y mártir; Beato Cayetano Errico, presbítero y fundador, Beata Joaquina Rey Aguirre, religiosa y el Beato Miguel Rúa, presbítero salesiano.
Hoy nos deleitaremos con la vida y testimonio de un hombre, de un alma consagrada al Señor que tuvo la gran fortuna de vivir en primera línea la aventura y trabajo de una fundación, colocando su ser como una piedra viva en la edificación de la obra salesiana de Don Bosco, él es el Beato Miguel Rúa.
¡Qué maravilla! el resultado de la fidelidad y la comunión. El testimonio del Beato Miguel Rúa nos mueve a entender el valor de la fraternidad.
¡Cuánto nos hace falta en este tiempo volver a ser fraternos! cuánto nos falta vivir como hermanos y sentir a los demás como hermanos.
Pidamos la intercesión de Don Rúa, para crecer en fidelidad y fraternidad.
Señor, tú que has suscitado en tu Iglesia a tu apóstol San Juan Bosco, y destacado entre sus colaboradores al Beato Miguel Rúa, primer discípulo, entusiasta y atento, siempre colaborador fiel incansable y austero, y después sucesor inflamado de celo paterno hacia toda la Familia Salesiana, volcada al bien de los jóvenes; haz que siguiendo su ejemplo nos adhiramos totalmente a ti, de modo que seamos portadores de tu amor a los jóvenes, especialmente los más pobres. Amén
Beato Miguel Rúa
Ruega por nosotros