San Clemente I - 23 de noviembre
Papa
Nuestra vida es como una gran ruleta que tiene subidas y bajadas, pero en todas ellas siempre está el señor y nunca nos abandona. Si hoy estamos aquí, escuchando estas palabras, es porque Él mismo, nuestro Padre y Señor nos ha sostenido y nos acompaña en nuestro caminar.
Es maravilloso tener la certeza del amor de Dios, de un amor fiel e inquebrantable.
Es tan hermoso y tan real, que por eso día tras día conmemoramos a muchas personas que siguieron sin titubear la fe de nuestra Iglesia Católica, y que entregaron sin reservas toda su vida para dar testimonio de que Dios sí existe.
Así que con el corazón bien dispuesto, demos paso a los santos que hoy recordamos en la Santa Iglesia, en este día 23 de noviembre. Ellos son: Beato Miguel Agustín Pro, presbítero y mártir; San Anfiloquio de Iconio, obispo; San Clemente I, papa; San Clemente, obispo; San Columbano, monje;
San Gregorio, obispo; San Severino, recluso contemplativo; San Sisinio, obispo y mártir; San Trudón de Sarquinium, presbítero; Santa Cecilia Yu So-sa, viuda y mártir; Santa Felicidad, mártir; Santa Lucrecia, mártir; Santa Mustiola, mártir; Beata Margarita de Saboya, viuda y fundadora; y la Beata María Cecilia Cendoya, virgen y mártir.
Todos hemos vivido experiencias de un comenzar: dar inicio a un proyecto, a un sueño, a una familia, a una construcción, a un negocio o empresa, en fin. En conclusión, ¡No es fácil abrir camino! no es fácil poner los cimientos.
Y por ello, hoy escucharemos con gran admiración el testimonio de un santo que ayudó a colocar los cimientos de nuestra Iglesia Católica. Él es el papa San Clemente.
Aunque, como ocurre con la mayoría de los santos de la antigüedad, gran parte de sus historias ha quedado desconocida, pero ha sido el mismo Dios quien les ha dado la recompensa a todos los esfuerzos de los cuáles, sólo él fue testigo.
Por ello, pidamos al señor a través de San Clemente, que todos crezcamos en la santidad y no temamos el abrir caminos para compartir las enseñanzas del reino de Dios:
Dios todopoderoso y siempre vivo, te damos gracias por todas tus bondades y alabamos tu poder y gloria manifestados en la vida de tus santos. Concédenos alegría y valentía por medio de tu Hijo San Clemente, Sacerdote, Papa y mártir que, con su sangre, dio testimonio de tu infinito amor y quien proclamó el evangelio predicándolo en tu nombre santo. Amén
Inspirados en el testimonio de San Clemente, busquemos la paz y la unidad entre todos las personas que nos rodean.
Que nunca permitamos que la división y la envidia se siembre en nuestro corazón y que sean más bien la bondad y el perdón, los motivos que muevan todas nuestras acciones.
Oremos también por nuestro actual Pontífice, para que a imitación de San Clemente y los demás Pontífices santos que ha tenido la Iglesia Católica, sepa guiar sabiamente a los que seguimos la santa religión de Cristo.
San Clemente I
Ruega por nosotros