Listen

Description

San Eligio - 1 de diciembre

Obispo

Un saludo fraterno para todos nuestros queridos oyentes que comparten con nosotras, Las Hermanas Trovadoras de la Eucaristía la alegría de aprender y conocer de nuestra fe por medio de las historias de los santos.

Tantas vidas que han dicho sí a la santidad, pero que no fueron santas desde el inicio, sino que día a día, granito a granito, fueron haciendo más fuerte su amistad con Dios y la profundidad de sus virtudes.

Para llenarnos de ánimo en el caminar de la vida conozcamos las vidas santas de los bienaventurados que recuerda la Iglesia hoy, primero de diciembre:

En este inicio de mes la Iglesia venera a:

San Eloy, obispo; San Castriciano, obispo;  San Domnolo, obispo;  San Hildeberto, abad; San Juan, mártir; San Lucio, mártir;  San Próculo, obispo y mártir; San Alejandro Briant, San Edmundo Campion y San Rodolfo Sherwin, presbíteros y mártires; Santa Cándida, mártir;  Santa Florencia, virgen.

Santa Natalia, Mártir; Beata Clementina Nengapeta Anuarite, virgen y mártir; Beata Liduina Meneguzzi, virgen;  Beato Antonio Bonfadini, presbítero; Beato Carlos de Foucauld, presbítero y mártir; Beato Casimiro Sykulski, presbítero y mártir; Beato Ricardo Langley, mártir.

Hoy conoceremos la vida de un santo famoso por ser el patrono de plateros, orfebres, joyeros y herreros. Se trata de San Eloy o San Eligio.

San Eligio tuvo una revelación sobre la proximidad de su muerte y la predijo a su clero. Poco después, contrajo una fiebre.

A los seis días convocó a todos los miembros de su casa para despedirse de ellos. Como todos se echasen a llorar, el santo no pudo contener las lágrimas. Antes de morir dijo:

"No lloren por mí. Felicítenme en vez. He esperado mucho por esta liberación"

En seguida, los encomendó a Dios y murió unas cuantas horas más tarde.

Era el 1 de diciembre del año 660.

La reina organizó los preparativos para trasladar sus restos, pero Eligio fue sepultado en la ciudad. Sus reliquias fueron más tarde trasladadas a la catedral.

Este artífice de los metales nobles y de las gemas preciosas que no se dejó atrapar por la idolatría a las cosas perecederas, por ello pidámosle que nos ayude a valorar el gran tesoro que es tener un corazón limpio:

¡Espíritu Santo, abre mi corazón al bien, a la sinceridad, para convertirme al Señor con verdadera devoción!

¡Restaura cada día en mi corazón el amor y la fidelidad a Jesús! ¡Y cuando falle, no te avergüences de mí!

¡Mi anhelo es la santidad, Señor, por eso te pido que siga tus huellas para aprender cada día más de Ti!

¡Y cuando esté cansado, agotado, triste, desalentado, toma mi pobre corazón y restáuralo con tu infinita misericordia! Amén.

San Eligio

Ruega por nosotros