San Enrique II - 13 de julio
Emperador
Saludamos con alegría a todos nuestros oyentes que, junto a las Hermanas Trovadoras de la Eucaristía, van a dar un pequeño paseo por el cielo, por medio de nuestro CATÁLOGO DIVINO, que no nos dejará nunca de sorprender.
Así es. Conociendo la inmensa variedad de personalidades y anécdotas que los santos nos demuestran, aprendemos que la felicidad de ser santo no se queda sólo en los seminarios y conventos, si no que en cada lugar Dios va sembrando personas con distintas maneras de vivir, a las que con sus dones y talentos les invita a hacer mucho bien guiados por su Santo Espíritu.
Hoy les tenemos la historia de alguien muy especial, que, en un cargo poco común, hizo brillar la santidad en el lugar menos pensado…
¿En dónde?
En un gobierno. Así como lo oyen… hoy veremos en nuestro catálogo divino, la historia de un gobernante, que, ojalá Dios nos mande muchos líderes así. Este santo se llama San Enrique y es el único emperador declarado santo por la Iglesia Católica.
San Enrique nos demuestra que no por ser un hombre constantemente ocupado en los asuntos materiales, no se puede cultivar el Espíritu…
Al contrario: Su excelente conocimiento de la fe, le permitía tomar las mejores decisiones y tener un corazón cercano a las necesidades de sus gobernados, siempre en un diálogo constante con la realidad iluminado por los principios cristianos.
Pero… ¿San Enrique tuvo éxito?
Si, claro; es de los pocos gobernantes que ganó profundamente el cariño y respeto de su nación y gozaba de excelente fama en vida.
Este gran rey pudo vivir santamente porque vivió su cargo como un servicio a Jesucristo y a los demás, y así es como los cristianos debemos vivir la misión que recibimos con nuestro bautismo, junto a la de sacerdotes y profetas… estamos llamados a ser reyes para hacer mejor la vida de los demás con nuestros dones y para administrar todos los bienes que Dios nos concede tener de manera justa y equilibrada.
Así, que a ser reyes al servicio del Rey de Reyes y Señor de Señores, dirigiendo nuestras decisiones según lo que es correcto delante de Dios y actuando de manera honesta y leal, con mucho dominio de nosotros mismos, que finalmente nos ayuda a vivir el Reino de los cielos en el lugar donde Dios nos haya puesto a servir.
Para lograrlo pidamos a San Enrique interceda por todos nosotros
Señor, Tú llenaste a san Enrique con tu amor y lo elevaste de las preocupaciones del mundo terrenal a la felicidad eterna en el cielo. En medio de los cambios de este mundo, que sus oraciones nos mantengan libres de pecado y nos ayuden en nuestro camino hacia Ti, Por Jesucristo nuestro Señor.
San Enrique II
Ruega por nosotros.