Santa Matilde - 19 de noviembre
Virgen y religiosa
Los santos fueron felices en medio de su vida cotidiana, porque veían cada momento una oportunidad para encontrar al Señor haciendo muy bien sus trabajos.
Conozcamos más historias de corazones limpios que se ganaron el cielo, aquí en nuestro catálogo divino.
Claro que sí.
Las vidas de los santos que se veneran hoy, 19 de noviembre, son:
Santo Profeta Abdías; San Azas, mártir; San Bárlaam, mártir; San Eudón de Le Puy, abad; San Federico Jansoone, presbítero; San Máximo de Cesarea, presbítero y mártir; San Simón, eremita; Santa Matilde de Hackeborn, virgen; Beato Jacobo Benfatti, obispo.
Hoy conoceremos la vida de una religiosa que cantó con la liturgia y con su vida las maravillas del Señor con tanto fervor que la llamaron el Ruiseñor de Cristo. Ella es Santa Matilde de Hackeborn.
Santa Matilde nos invita a alabar a Jesús con el corazón de la Madre y a alabar a María con el corazón del Hijo. Unámonos con esta bella oración de santa Matilde a invocar esta protección maternal, tan necesaria en nuestro camino a la santidad:
«Te saludo, oh Virgen veneradísima, en ese dulcísimo rocío que desde el corazón de la santísima Trinidad se difundió en ti; te saludo en la gloria y el gozo con que ahora te alegras eternamente, tú que, preferida entre todas las criaturas de la tierra y del cielo, fuiste elegida incluso antes de la creación del mundo. Amén»
Todos hemos hecho al menos una novena en nuestra vida y están muy unidas a las devociones al Señor en sus misericordias, a la Virgen, a los santos. De esta manera aprendemos a tener piedad y orar en comunidad.
Si pensamos de dónde han salido estas devociones y novenas, han brotado de católicos que han experimentado profundamente la cercanía de Jesús y María, y que en sus escritos y meditaciones ayudan a los demás a comprender el lenguaje espiritual de Dios.
Lamentablemente, en nuestra época, hemos perdido el sentido de tantas devociones, porque repetimos sin comprender y escuchamos sin reflexionar en lo que nos dicen, dejando que tantas enseñanzas espirituales, pasen sobre como el río sobre las rocas, sin entrar al interior.
Nuestra Iglesia pide con insistencia a cada uno: involucrarse, reconocer que Jesús ha muerto en la cruz por mí, con mi nombre y apellido; también, a dejarse guiar del Espíritu Santo en qué hacer, cómo hablar y dejarse sanar y perdonar de una manera real.
De esa manera, muy consciente, comprometiéndose, es que los actos piadosos transforman la vida. Si no, vamos a pasar la vida con sed, teniendo el manantial al lado.
Pidamos a esta piadosa santa que podamos saciar nuestra sed de Dios,
Santa Matilde de Hackeborn
Ruega por nosotros