Santa Notburga de Eben - 14 de septiembre
Virgen
Bendiciones del Señor para todos los que nos reunimos para recorrer la luminosa vitrina de la santidad que es nuestro Catálogo Divino. Donde la luz de Cristo resplandece en las vidas extraordinarias y en las pequeñas cosas de los santos.
En este día 14 de septiembre, también hay muchos santos que dejaron su huella de fidelidad en el mundo; ellos son:
San Alberto de Castro Gualteri, obispo; San Cipriano de Cartago, obispo; San Gabriel Taurino Dufresse, obispo y mártir; San General, mártir; San Materno de Colonia, obispo; Santa Notburga de Ében, virgen; San Pedro de Bellevaux, obispo; Santa Salustia de Roma, madre de familia y mártir y Beato Claudio Laplace, presbítero y mártir.
En este día 14 de septiembre, alrededor del mundo la Iglesia celebra una fiesta muy especial que se llama la Exaltación de la Santa Cruz. En Colombia esta fiesta se celebra en todo su esplendor el 3 de mayo, y en cambio realizamos un homenaje a Cristo, en sus diversas advocaciones como el Señor de los milagros de Buga, o de Girón, o el Señor caído de Monserrate y así muchos más, pero, hoy, en este catálogo divino, vamos a dar paso a la historia de uno de los santos del día.
Como Jesús nos enseñó que aquel que quiera ser el primero sea servidor de todos, hoy conoceremos aun a santa que en medio de su laboriosa vida supo hacer del servicio, su escalera para alcanzar la santidad.
De entre los más humildes siervos del Señor, conoceremos a una santa con mucha piedad y fe, ella es Santa Notburga de Ében.
El culto de la santa fue ratificado el 27 de marzo de 1862, y su festividad se celebra el 14 de septiembre. A ella generalmente se le representa con una mazorca de maíz, o flores, y una hoz en su mano. A veces también se le representa con una hoz suspendida en el aire.
En 1862, el Papa Pío IX confirmó su culto local como patrona de los pobres campesinos y siervos asalariados.
También es invocada como patrona de los agricultores, las empleadas domésticas, de las asociaciones por la vivienda, protectora de la paz laboral y hogareña, para pedir por un feliz parto y por las enfermedades del ganado.
Esta santa, cuya dedicación a las labores domésticas y al servicio de Cristo en los pobres fue ejemplo de santidad para sus compatriotas.
Nunca somos tan pobres, que no tengamos nada que dar. Siempre podremos compartir algo.
Pidamos al Señor que nos abra el corazón a la misericordia y la solidaridad:
Señor, enséñame a ser generoso,
a dar sin calcular,
a devolver bien por mal,
a servir sin esperar recompensa,
a acercarme al que menos me agrada,
a hacer el bien al que nada puede devolverme,
a amar siempre gratuitamente,
a trabajar sin preocuparme del reposo.
Y, al no tener otra cosa que dar,
a donarme en todo
y cada vez más a aquel que necesita de mí
esperando sólo de Ti la recompensa.
O mejor:
esperando que Tú mismo seas mi recompensa. Amén.
Santa Notburga
Ruega por nosotros